Empezamos estando de acuerdo con que hace falta una ley de protección animal, pero es necesario escuchar las propuestas de todos
el Mirador
Por Miguel Muñoz. Director de Fanmascotas.com
Uno de las promesas electorales que se hicieron cuando se formó Gobierno, fue la de crear una ley que garantizara la protección y los derechos de los animales. Tradicionalmente, en todo el territorio español las autoridades han sido muy permisivas con el maltrato animal y se busca con ella una legislación más dura que otorgue derechos a los animales como seres vivos que son.
En efecto, esta ley tiene el objetivo de poner freno al uso de los animales como objetos animados para la satisfacción humana: ya sea como mascotas secuestradas de los ecosistemas (por ejemplo la captura de aves silvestres), seres a los que es posible ridiculizar para hacernos reír (anuncios publicitarios), cosas que podemos comprar y abandonar según convenga, trozos de carne sin sentimientos, armas de caza, objetos de colección, etc.
Si el lector cuenta con la humanidad suficiente como para poder ver a los animales como seres que sienten, estará de acuerdo con que es necesaria dicha ley y frenar tanta barbarie. Partiendo de esta base, se redacta el borrador, y es aquí donde surgen los problemas y las reclamaciones por parte de asociaciones de tiendas de mascotas, veterinarios, biólogos, etc., afectadas directamente por la nueva legislación y con las que no se cuenta en ningún momento para su elaboración. De hecho, miles de puestos de trabajo dependen de ella, ya que España por tradición y clima, es uno de los mayores criadores europeos de mascotas.
No voy a comentar si estoy a favor o en contra de cada uno de los puntos que se proponen, pero sí quiero dar mi opinión como profesional del sector mascotas desde hace más de 15 años y biólogo.
En primer lugar, para llevar a cabo una reforma de tal calado que afecta a la vida de tantas personas y animales, es fundamental escuchar a todos desde el principio para llegar a acuerdos y conocer todos los puntos de vista. Aunque se defienda que para la elaboración del borrador se ha contado con expertos y asociaciones, según las alegaciones de múltiples colectivos que está recibiendo la ley para su modificación, deja claro que no ha sido así.
“La ley tiene el objetivo de poner freno al uso de los animales como objetos animados para la satisfacción humana”
En segundo lugar, aunque me considero un profundo enamorado tanto de perros como de gatos, es necesario hacer un análisis más amplio del sector. El sector mascotas lo componen muchos más animales que los perros y gatos. Cualquier persona que haya tenido un hámster o una tortuga de pequeño, sin ir más lejos, lo sabe. Con la ley propuesta, tener como mascota por ejemplo un hámster, una cobaya o un conejo, es muy complicado y casi criminal. Su venta se elimina de las tiendas y se restringe a criaderos especializados situados en lugares dispares de la geografía española.
¿El criador tendrá la capacidad para asesorar uno a uno a los clientes que por ejemplo deseen un hámster como miembro de la familia? Además, todos los animales deberán de ofrecerse castrados con el incremento de coste y problemas que pueden a acarrear a muchos de ellos.

La tarántula es hoy también mascota exótica.
En el caso de los animales, llamémosle de terrario, directamente se prohíben. Sin duda los redactores de las leyes no conocen la afición mundial por la terrarística. Son cientos de especies de artrópodos, anfibios y reptiles entre otras, los que se crían en cautividad y se mantienen en terrarios alejándolos del fantasma de la extinción ¿cuántos geckos leopardo quedarían en Afganistán si no se hubieran mantenido en cautividad?
Se engloba a todas las especies alejadas del perro y el gato, como animales potencialmente invasores cuando paradójicamente, el mayor invasor de los ecosistemas es el gato; animal que se protege fervientemente en el texto y al que se dedica toda una página de la ley al mantenimiento y protección de las colonias felinas. Pongo un ejemplo real. En un pequeño pueblo de Guadalajara había dos señoras que alimentaban a diario a todos los gatos del pueblo. El número de animales creció exponencialmente y se dejaron de ver pájaros, reptiles y anfibios. Con el transcurso del tiempo una enfermedad que afectó a la colonia de gatos, junto al fallecimiento de estas señoras, dejo la población de gatos prácticamente en cero. A los pocos años, de nuevo animales tan emblemáticos como la lagartija roquera, el lagarto verde o el lagarto ocelado, volvieron a hacer aparición por los muros de las casas simplemente porque su depredador había desparecido.
Hace unos días he visto en televisión a un experto veterinario favorable a la ley, criticar la tenencia de tortugas en casa porque son vectores de enfermedades, ¿y un gato o un perro no transmiten parásitos internos y externos a sus dueños, alergias y otras enfermedades? Por mucho en que nos empeñemos en pensar que un perro es una persona, su etología les lleva a conductas que pueden poner en riesgo nuestra salud: comer heces, revolcarse en animales muertos, beber agua estancada… Por supuesto el que mantiene una tortuga en casa, debe saber que es necesario que tenga el agua limpia y tras manipularla no llevarse las manos a la boca. Igual que debe saber que no hay que lamer a un perro o dejar que te lama la boca.
“En el caso de los animales, llamémosle de terrario, directamente se prohíben. Sin duda los redactores de las leyes no conocen la afición mundial por la terrarística”
En tercer lugar, el borrador de ley, deja en tierra de nadie a los perros pastores o de trabajo. Sin duda los perros pastores como los de la raza Border Collie o San Bernardo, juegan un papel muy importante en la protección de otras especies como el lobo ya que impiden que se acerquen a los rebaños.
Tampoco he leído por ninguna parte quién va a controlar la cantidad de perros obesos que hay por falta de actividad física y pasar encerrados buena parte del día. Sin duda a un animal que desciende del lobo mantenerlo la mayor parte del día entre cuatro paredes y que sólo pueda pasear atado por el asfalto, es una forma de maltratarlo. Como tampoco he visto el endurecimiento de sanciones por dejar los excrementos sin recoger o dejar a los perros orinar en farolas y árboles con el riesgo que conlleva para salud pública. Resaltar que no quiero criminalizar a los perros y gatos, no se puede tachar a un perro de incívico, pero sí a su dueño.

Gecko leopardo.
En algunas tiendas de mascotas se han cometido y lamentablemente se cometen, montones de barbaridades. He visto conejos luchando por sorber la última gota de agua de un bebedero ya seco. Aves en jaulas minúsculas. Capas de más de un palmo de suciedad como base de jaula. Peces enfermos mientras el dueño permanecía sentado e impasible esperando clientela y quejándose de lo mal que está la economía. ¿Alguien lo ha sancionado por maltrato animal?
“En algunas tiendas de mascotas se han cometido y lamentablemente se cometen, montones de barbaridades”
Finalmente, quiero destacar la importancia de la educación en este tema. He sido testigo de cómo padres frivolizan con la muerte de los animales delante de sus hijos, cómo tras morir por ejemplo un pez o un hámster al cuidarlo mal, los padres buscan otro exactamente igual para que el niño no se dé cuenta. Tiendas que exponían tres cachorros de perro hacinados en un metro cuadrado dentro de una jaula de cristal, sin la compañía de su madre, y dejarlos pasar toda la noche sin agua ni comida, dentro de un trasportín.
Jamás olvidaré cuando de pequeño enterraron vivos a una camada de gatos y corrimos los niños a buscarlos por los prados, pero jamás los encontramos. Es triste decirlo, pero tampoco nos frustramos demasiado porque era algo ‘normal’. Puedo contar muchos casos de maltrato animal, ¡de hecho me dio para escribir un libro! Debemos poner freno a esta lacra, para que todos dejemos de verlo como algo normal y empecemos a denunciar, y las autoridades a sancionar estas conductas.
Una respuesta a “La nueva Ley de Bienestar Animal azuza al sector mascotas”