Demuestran cómo la ivermectina se bioacumula en insectos pudiendo propagarse al resto de animales

El uso de este medicamento, calificado como esencial por la OMS, está muy extendido como antiparasitario para el ganado 

Redacción/. Una investigación realizada por un equipo multidisciplinar de científicos muestra que la ivermectina, el antiparasitario más usado en ganadería, se bioacumula en los tejidos de los insectos. Esta bioacumulación tiene efectos más negativos de lo que se pensaba hasta la fecha ya que, según la investigación que se publica en Scientific Reports, la molécula se bioacumula rápidamente en los insectos, especialmente en el cuerpo graso aumentando su toxicidad y pasando a la cadena trófica.

En el trabajo, los investigadores han comprobado cómo, en los escarabajos coprófagos, la ivermectina se transfiere rápidamente del intestino a la hemolinfa, líquido interno de circulación de los invertebrados, generando un factor de biomagnificación tres veces mayor en la hemolinfa que en el intestino después de un período de absorción de 12 días. Estos niveles altamente tóxicos se trasladan a otros animales como los abejarucos, los milanos negros, las chovas, las ginetas, los meloncillos o los zorros, que se alimentan de estos insectos.

La ivermectina, considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un medicamento esencial, es un antiparasitario muy eficaz, que comenzó a utilizarse de manera preventiva en el ganado. Desde su descubrimiento en 1981, su uso ha experimentado un crecimiento exponencial, hasta convertirse en un tratamiento estándar contra los parásitos, incluso en humanos. Los científicos ya habían demostrado en estudios anteriores su alta toxicidad.

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