La escolopendra, un desconocido depredador

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Pocos depredadores en el mundo animal son tan sigilosos, hábiles y provistos de caracteres como las forcípulas para cazar a sus presas

Especiario
Por Hugo Díez, geógrafo, ambientólogo y divulgador ambiental
Las escolopendras o ciempiés son unos organismos que suscitan tanto admiración entre los apasionados de los invertebrados como recelo cuando se les encuentra. Las escolopendras son un animal artrópodo del subfilo de los miriápodos, un grupo cuyo nombre en latín significa “pies innumerables” por lo que se puede intuir que son animales que van a contener numerosas patas.

En el grupo de los miriápodos existen dos clases. Por un lado, los diplópodos o milpiés, que van a tener dos pares de patas en cada segmento y van a ser detritívoros y por el otro lado, los quilópodos o ciempiés, donde se encontrarían las escolopendras. La clase de los quilópodos se caracteriza por tener el cuerpo más aplanado, poseer un par de patas en cada segmento y ser generalmente carnívoros. En esta clase hay varios ordenes como los geofilomorfos, los litobiomorfos, los escutigeromorfos o los escolopendromorfos, que es el orden al que pertenecen las escolopendras. Esperamos que con esta breve contextualización taxonómica se haya facilitado para el lector la clasificación de las escolopendras dentro del árbol de la vida.

«En la Comunidad de Madrid las escolopendras que se pueden encontrar pertenecen a las especies Scolopendra cingulata y Scolopendra oraniensis»

Descripción
Las escolopendras se caracterizan por tener un tronco segmentado con entre 21 y 23 pares de patas y su longitud puede variar desde los 15 mm hasta los 30 cm (Cabanillas, 2018). En la Comunidad de Madrid, las escolopendras que se pueden encontrar pertenecen a las especies Scolopendra cingulata y Scolopendra oraniensis. Las escolopendras y quilópodos en general tienen el primer par de patas modificado en unas grandes uñas queratinizadas que se denominan forcípulas. Las forcípulas son una pieza bucal adicional y a su vez, les permiten inmovilizar y paralizar a las presas, ya conllevan una glándula venenosa asociada. Las antenas constituyen el principal órgano sensorial para las escolopendras y, por tanto, les es muy importante para detectar a las presas. Respecto a la vista, algunas especies llegan a presentar ojos compuestos por cuatro ocelos y otras pueden contener un ocelo simple, pero generalmente los escolopendromorfos no presentan ojos.

Ejemplar de Scolopendra cingulata.

Ejemplar de Scolopendra cingulata.

Es complicado distinguir el sexo en escolopendras, pues más allá del tamaño, por el que las hembras suelen ser más grandes, no existe un dimorfismo sexual claro. Este se podría observar en la presencia de gonópodos en los machos, un apéndice utilizado en la reproducción pero que no poseen todas las especies. El macho va a producir un espermatóforo que entregará a la hembra para que ovoposite en algún lugar seguro y cuide de la puesta, que constará entre 16 y 40 huevos (Maldonado, 1998).

Hábitat
Los escolopendromorfos se encuentran distribuidos por todos los ecosistemas terrestres del planeta excepto en aquellas regiones más frías, alcanzando su mayor diversificación en las áreas tropicales. Se considera que este orden contiene 700 especies agrupadas en cinco familias, 34 géneros vivientes y cuatro géneros extintos (Giribet, 2015). Son especies que necesitan permanecer en ambientes húmedos y que suelen evitar la luz, por ello es común encontrarlos en la parte superficial del suelo, bajo la hojarasca, en troncos de los árboles o debajo de rocas. Debido a su carácter lucífugo, tienen hábitos nocturnos y aprovechan la noche para salir a cazar.

«Debido a su carácter lucífugo, tienen hábitos nocturnos y aprovechan la noche para salir a cazar»

Alimentación
Las escolopendras son carnívoras y debido a sus órganos sensoriales y adaptaciones para la caza, son unos excelentes cazadores. Su alimentación consta de invertebrados como artrópodos en los que entran otros miriápodos, arácnidos, coleópteros, etc., moluscos como caracoles y babosas o anélidos como lombrices. Sin embargo, por su capacidad predatoria, se han compartido situaciones en los que especies grandes de escolopendras han sido capaces de cazar vertebrados como anfibios, pequeños mamíferos o reptiles. En Lanzarote, por ejemplo, se han citado casos de depredación de escolopendras (Scolopendra valida) de lagartos (Gallotia atlántica) (Hamilton et al., 2016).

Una respuesta a «La escolopendra, un desconocido depredador»

  1. Avatar de Biciclista camión de la basura.
    Biciclista camión de la basura.

    Su picadura duele una burrada, lo digo por experiencia ajena pero mú, mú cercana…..como se le puso la rodilla….mucho cuidado si alguien se la encuentra , en muy bonita y grande, pero ojo.

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