Traemos al lector en esta ocasión una ruta por la cercana Sierra Norte de Guadalajara que aúna naturaleza y un patrimonio histórico único
En ruta
Por José Ángel Macho Barragués. Ingeniero agrónomo
En un marco incomparable como es la vecina Sierra Norte de Guadalajara, en uno de sus más recónditos lugares, existe un paraje que alberga una naturaleza extraordinaria que hizo que un grupo de monjes cistercienses fundara en el siglo XII un espectacular monasterio con el fin de proteger estos bastos territorios de los musulmanes durante la reconquista. El paisaje que dibuja la Hoz del río Jarama, al ser observado, nos traslada por momentos a un mundo mágico comparable al que descubrió Dorothy en el cuento El maravilloso mundo de Oz.
Una experiencia natural y cultural
Este afamado río madrileño tiene sus orígenes en el noroeste de la cercana provincia de Guadalajara. Se trata de una zona aislada en la que nos vamos a detener para descubrir un entorno natural único que alberga un paisaje asombroso. El curso alto del río Jarama es el protagonista de este espacio natural, donde sus gélidas y cristalinas aguas avanzan sin piedad, poco después de su nacimiento en las estribaciones de la vecina Sierra de Ayllón.

El musgo es un magnífico indicador de la calidad ambiental de este paraje. Foto: Paisaje de la Hoz del Jarama. Foto: José Ángel Macho Barragués.
Durante todo el recorrido paralelo al Jarama que transcurre desde el puente nuevo de Valdesotos hasta el monasterio de Bonaval, se van sucediendo lienzos dignos de los mejores libros de naturaleza con la presencia perpetua del sonido del agua que sólo es interrumpida por el graznido de los buitres. En este tramo del cauce, aparecen vetustos encajonamientos sobre rocas calizas que han sido esculpidas a lo largo de los años dejando un paisaje de cuento de hadas.
La fastuosa hoz que forma el río Jarama en este entorno, refugio del buitre leonado, es un espectáculo de la naturaleza para dignificar dada su grandiosidad y estado de conservación. Al fondo de la propia Hoz, resalta un imponente paredón de roca caliza con forma redondeada en diferentes tonalidades jalonado de oquedades y cuevas ocupadas por el hombre prehistórico y en cuyas laderas contemplamos excelentes ejemplares de chopos, robles, encinas y espectaculares roquedos colonizados por el musgo.
Durante estas fechas resulta una experiencia única avanzar por el sendero que nos conduce hasta el Monasterio de Bonaval a través de un manto dorado formado por las últimas hojas caídas de los robles y otras especies de hojas caducas como el quejigo que nos trasladan por momentos a las maravillosas tierras de Oz, ya que como dice Dorothy en el cuento “Si caminamos lo suficiente, alguna vez llegaremos a alguna parte”.
“La fastuosa hoz que forma el río Jarama en este entorno, refugio del buitre leonado, es un espectáculo de la naturaleza”
Un paraíso para la flora y la fauna
La flora de este enclave resulta asombrosa desde principio a fin, con un catálogo de especies mediterráneas que jalonan diferentes entornos. Una de sus singularidades principales es la presencia de pequeñas parcelas de olivar, hecho que resalta dada la escasa presencia de este árbol en toda la Sierra Norte. Más singular aún es la presencia de líquenes en ramas defoliadas de grandes ejemplares de olivos, seguramente a punto de ser centenarios. Entre las especies de árboles destacan espectaculares ejemplares de encina con portes asombrosos, así como bosquetes de robles quejigos y arces.
Completan esta selecta nómina de especies vegetales arbustos como la jara, tomillo y romero que adornan las lindes de los senderos. Acompañando al curso del río destacan árboles típicos de ribera como el álamo negro, el fresno o el imponente aliso. Otro elemento llamativo es la presencia de musgo en diferentes tramos de la ruta, signo de la escasa contaminación en este paraíso natural que ha perdurado durante años aguantando el paso del hombre.
La inaccesibilidad y su basta extensión hacen del curso alto del Jarama un refugio ideal para la fauna ibérica. En el propio curso del río y sus riberas destacan especies como la nutria, la trucha, el cangrejo, el martín pescador y el barbo. Mamíferos como el corzo, el jabalí y el ciervo pueblan las zonas de llanura y en las alturas, a parte del buitre leonado, el águila perdicera y el alimoche anidan con asiduidad. Reptiles como la culebra de escalera o el lagarto ocelado encuentran acomodo en las múltiples oquedades de la roca caliza. Sin duda alguna, este territorio ideal para la presencia del lobo, ha permitido durante los últimos años su expansión desde lugares cercanos como la Sierra de Guadarrama o la Sierra de Urbión en Soria.

Vegetación que encontraremos durante nuestra ruta. Foto: Paisaje de la Hoz del Jarama. Foto: José Ángel Macho Barragués.
Un rico patrimonio histórico
La presencia durante el recorrido de elementos arquitectónicos como el espectacular monasterio de Santa María de Bonavalo o el solitario puente medieval de Valdesotos, engrandecen la visita de este entorno natural. Este claustro alcarreño se encuentra en la actualidad en fase de acondicionamiento para hacerlo más visitable. Destacó por una arquitectura original que abandonó todo signo externo de riqueza. Bajo sus techos habitó una orden de monjes cistercienses que basó su subsistencia en practicar la filosofía del ora et labora.
Por su parte, el puente de Valdesotos emerge unos metros después de cruzar el puente moderno de la carretera que nos lleva hasta Valdesotos. Este puente histórico, que data aproximadamente del siglo XII, fue un paso con cierta importancia ya que era una de las mejores formas de vadear el río Jarama para poder llegar hasta el monasterio cisterciense Santa María de Bonaval.
La ruta
Las mejores épocas para visitar la Hoz del Jarama son el otoño y la primavera, gracias a las diferentes tonalidades que ofrece el paisaje. La ruta propuesta parte desde la localidad de Valdesotos hasta el puente nuevo, de donde sale un sendero que va paralelo al cauce del Jarama aguas arriba hasta llegar a Bonaval. En este entorno se pueden visitar otros espacios naturales cercanos ubicados en el propio Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara como el chorro de Valdesotos, las lagunas de Puebla de Beleña, los pinares de Tamajón o las cascadas del Aljibe.
“Las mejores épocas para visitar la Hoz del Jarama son el otoño y la primavera, gracias a las diferentes tonalidades que ofrece el paisaje”
Si lo que buscamos es una parada gastronómica, podremos adentrarnos en las cercanas poblaciones de Cogolludo o Tamajón para degustar un sabroso lechazo asado acompañado de unas exquisitas setas de temporada, todo ello aderezado con una espectacular miel serrana.