La leyenda de Peña Citores y Dos Hermanas

Hermana Mayor vista desde el circo de Peñalara.
Las historias de amoríos entre nobles y bellas campesinas serranas son frecuentes en la tradición oral de la Sierra de Guadarrama

De leyenda
Por Rosa Alonso
Peña Citores, con una altitud superior a los 2.000 m, se encuentra junto a Cuerda de Dos Hermanas (2.283 m) en Peñalara. Parte de muchas rutas senderistas, Peña Citores también cuenta con leyenda propia en la Sierra de Guadarrama. Este mes conoceremos la historia de amor truncada entre Leocadia y su enamorado de alta cuna.

Pastora serrana.

Pastora serrana.

El monarca que enamoró a la serrana
En un tiempo muy lejano, las hermanas Raimunda y Leocadia vivían en el pinar cuidando de su pequeño rebaño de ovejas y cabras. La suerte de ambas había sido dispareja, pues Raimunda se había quedado viuda con seis pequeños, mientras que Leocadia disfrutaba de su soltería y belleza. Sin duda, era la joven más deseada de la comarca. Sin embargo, pronto iba a cambiar la suerte de esta linda pastora.

Dicen que un magnífico día de primavera, cierto rey andaba de caza por el pinar acompañado de varios nobles. Nublado por el ansia de obtener la mejor pieza, el monarca se separó del grupo, galopando sobre su corcel. Dutante la carrera, el caballo tropezó y cayó al suelo, lanzando de su grupa al jinete que portaba. Leocadia, testigo involuntaria del incidente, corrió a socorrer al caballero sin saber de quién se trataba.

Entorno de Peña Citores.

Entorno de Peña Citores.

Nada más verla, el rey se quedó prendado de la pastora y ella no dudó en corresponderle, cegada por sus modales y ricas vestiduras. Advertido por los ladridos de los sabuesos, el monarca comprendió que la comitiva se acercaba al lugar donde se encontraban los enamorados y eso supondría su separación definitiva.

Con elocuentes palabras y ocultando su verdadera naturaleza, el rey pidió a la pastora que le revelara el lugar en el que se encontraría al llegar el mediodía siguiente. La bella doncella acordó acudir a su encuentro en la cima de la montaña.

Peña Citores, lugar de la cita
Llegado el momento fijado por los amantes, Leocadia esperaba con su mejor vestido a su caballero desconocido. El rey se presentó ante ella como en una ensoñación, montado a lomos de un magnífico ejemplar equino. Desbordada por la imagen que tenía ante sus ojos, Leocadia sintió temor al abrazarle y se echó a llorar. Comenzó entonces a rogar a la Virgen que la rescatara de esa situación que se le presentaba insoportable.

Querubín.

Querubín.

Las súplicas de la temerosa doncella fueron escuchadas y dos querubines bajaron a socorrerla. Los ángeles sumen a ambos en un profundo sueño, que sin fuerzas caen al suelo. Cuando despiertan, Leocadia se encuentra en la celda de un monasterio rodeada de flores. Por su parte, el rey abre los ojos para descubrir que se encuentra en su palacio y ya es un anciano.

Para conmemorar esta historia de amor truncada, la montaña fue llamada con el nombre de Peña Citó-rex (donde se citó con el rey) y el lugar donde vivían Raimunda y Leocadia como Dos Hermanas. De esta forma, nuestros protagonistas siempre serán recordados en la Sierra de Guadarrama.

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