Topillo nival, pequeño montañero

Este pequeño roedor habita en las zonas altas de la Sierra, sobreviviendo a las duras condiciones climatológicas

El topillo nival es una especie adaptada a las condiciones de vida de la alta montaña. Sus poblaciones se distribuyen por las principales cadenas montañosas de centro y sur de Europa. En la península Ibérica falta en Portugal y en la mitad sur de la misma, salvo en Sierra Nevada. En nuestra Sierra está bien representado. Bien se puede afirmar que el topillo nival es un superviviente de la última glaciación. 

Es el topillo ibérico de mayor tamaño que tenemos, de hasta 140 mm de longitud y de 35 a 70 gramos de peso. Su pelaje es de una tonalidad grisácea bastante unforme, con la región ventral de color blanco así como cola y pies del mismo color.

Busca la zonas más altas de las cordilleras, cuanto más frías mejor, construyen sus refugios en pedregales y cascajales. Pasa gran parte del año bajo la nieve, en galerías hechas para buscar pasto verde. Vive entre los 1.000 y los 4.700 metros de altitud, siendo raro encontrarle a alturas menores, así como en zonas de bosque o arbustivas.

Nuestro pequeño amigo es un oportunista nato, debido a lo exigente y duro que es el hábitat que ocupa. Principalmente es herbívoro, consume todo tipo de materia vegetal verde a su alcance. Complementan su dieta con insectos, pequeños invertebrados e incluso crías de otros micrommiferos, almacenando todo lo que no pueden consumir como reserva para el invierno.

«Almacena todo lo que no pueden consumir como reserva para el invierno»

Tenemos pocos datos acerca de la reproducción del nival, sabemos que las diferentes poblaciones se han mantenido en los últimos 30 años sin cambios drásticos en su tamaño. Dichas poblaciones se encuentran aisladas entre si, geográficamente hablando, al retirarse los hielos se fueron quedando en las zonas más altas y frías sin ningún contacto entre ellas. La edad reproductora es más tardía que en otros topillos debido a que son más longevos. Las camadas son menores en número pero con una tasa mayor de supervivencia que el resto de sus primos.

No entra en letargo durante el invierno, se dedica a construir galerías bajo la nieve y a alimentarse de lo que encuentra en sus bién surtidos almacenes, compuestos principalmente por semillas de gramíneas a las que previamente puso a secar al sol.

Sus refugios están diseñados para mantener la temperatura. Mientras en verano en el exterior se alcanzan temperaturas de 30 o más grados, dentro se mantiene en los 8 o 9 grados. En invierno cuando las temperaturas caen a los 25 negativos en sus refugios disfrutan de unos «cálidos» 5 grados.

Es el más longevo de los topillos, mientras otros sólo llegan al año de vida, el nival alcanza los 24 meses de edad.