Un lienzo natural llamado nieve


Las recientes nevadas, además de copar de agua nuestros embalses, permiten seguir la pista de nuestra fauna a través de las huellas dejadas en el manto blanco 

Opinión de El Guadarramista
Por Jonathan Gil Muñoz (Director)
En estos días es imposible hablar de otra cosa que no sea la enorme nevada que tiene a nuestra Comunidad de Madrid en gran medida paralizada. Dice el refrán que «año de nieves año de bienes». Y es que, aunque no haya en todo este invierno más nevadas, con la que ha caído debería ser más que suficiente para que el dicho popular se cumpla.

Huellas dejadas por la fauna silvestre en la nieve.

En este sentido, hace escasos días la Comunidad de Madrid informaba que el nivel de los embalses gestionados por el Canal de Isabel II estaban al 80% de su capacidad. Todo hace pensar que a medida que se vaya descongelando la nieve, ese porcentaje puede elevarse hasta rozar el 100%, una forma inmejorable de comenzar el nuevo año ya que no hay nada más tranquilizador que saber que nuestra reserva de agua está en semejantes niveles. De hecho, el dato del volumen embalsado con el que se ha cerrado 2020 es el más alto registrado desde 2004, y se queda a tan solo 20 hm3 del máximo histórico registrado en 1998.

Aún así, debemos tener cuidado con el uso que hacemos los ciudadanos del líquido elemento. Ahora, en pleno invierno, este tipo de recomendaciones caen en saco roto, será en verano cuando se deberá, una vez más, poner énfasis en este mensaje.

«Hace escasos días la Comunidad de Madrid informaba que el nivel de los embalses de la región estaban al 80%«

Apuntado lo anterior, la estampa que nos deja la nevada es de lo más bucólica. Más allá de nuestros pueblos y ciudades, el medio natural madrileño, con ese espeso manto blanco que lo cubre, luce en estos días como nunca. Estamos acostumbrados a que en estas fechas del año sea principalmente la Sierra de Guadarrama la que se vista de blanco y no otros muchos parajes de nuestra región donde las nevadas son algo casi anecdótico. Durante todo el fin de semana hemos visto cómo los madrileños han disfrutado de la nieve en lugares en los que hacía muchos años que nos se veía algo así.

Paisaje nevado.

Pero, además de los muñecos y los bolazos correspondientes, la nieve también nos permite observar el entorno natural de una forma muy especial. En aquellos lugares en los que se mantiene virgen, el manto blanco nos puede revelar la presencia de la fauna silvestre que habita en ese entorno. ¿Cómo? Muy sencillo, mediante las huellas que dejan tras de sí.

Aves y mamíferos son los protagonistas en los paisajes nevados. Sus rastros son, si tenemos un poco de suerte, perfectamente distinguibles en la nieve. Mientras que los pájaros apenas se hunden en la nieve, los ungulados, como por ejemplo los jabalíes, dejan una profunda huella en la capa de nieve. Un ejemplo sencillo que se complica cuando aparece ante nosotros rastros de carnívoros como el zorro, que a primera vista podemos confundir con las de un perro doméstico.

«En aquellos lugares en los que se mantiene virgen, el manto blanco nos puede revelar la presencia de la fauna silvestre«

Pero que el lector esté tranquilo, en Internet tenemos infinidad de webs que nos ofrecen las pistas para diferenciar estas y otras muchas huellas en la nieve. En fin, que la nieve también nos ofrece la posibilidad de conocer la naturaleza de una forma poco frecuente en nuestra región, eso sí, bien pertrechados contra el frío y extremando las precauciones debido a las placas de hielo.

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