Madrid, confinamiento, Internet y linces ‘fantasmas’


Confirmada la presencia del felino silvestre en la región, es necesario un plan para la determinación de sus poblaciones y garantizar su conservación 

el Mirador
Por Juan Luis Reguilón Miguel. Naturalista
A raíz de la publicación del artículo sobre la presencia del lince ibérico en Arroyomolinos, publicado en este diario digital a partir de los datos de la Asociación Arroyoverde, de cuyo testimonio no dudamos, han surgido las mismas críticas de siempre: que si las huellas no son de lince; que son linces reintroducidos y que la Administración pública no hace sus deberes para la conservación de estos supuestos ejemplares.

Pero, un equipo de investigadores de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) recogió heces que, tras ser analizadas, se confirmó que eran de lince en 2017, muy cerca de allí, en Batres. Este naturalista en sucesivas visitas comprobó que las letrinas seguían siendo utilizadas en 2019. Anteriormente, en el año 2007, dos biólogos vieron linces claramente también en Navalcarnero. Pero los avistamientos y citas son recurrentes en el tiempo y en el espacio: más de 100 en los últimos 30 años en casi toda la región. Recientemente, ha sido capturado y trasladado a los Montes de Toledo un ejemplar que, según el programa Iberlince, podría estar vinculado a la población reintroducida en el también municipio cercano de La Sagra. Nosotros no lo creemos.

Pero, en pleno siglo XXI, aún hay quien duda de la existencia del lince en la Comunidad de Madrid. Aunque es cierto que un gran número de personas sí cree en su existencia, valorando adecuadamente los datos ofrecidos, resultado de la investigaciones realizadas hasta ahora. Durante los últimos 10 años, un pequeño grupo vinculado con la universidad, la ciencia y la verdad, se ha dedicado a estudiar a uno de los mamíferos mas esquivos de la fauna española, sin duda un gran desconocido. Hoy aquel que quiera ampliar información tiene claves y puede ser suficientemente crítico como para sacar sus propias conclusiones. Internet las tiene para ampliar información.

«Pero, en pleno siglo XXI, aún hay quien duda de la existencia del lince en la Comunidad de Madrid»

En estos tiempos de redes sociales e Internet, los datos y el tiempo va dando la razón a los naturalistas e investigadores del lince en la región madrileña, dirigidos por el profesor Germán Alonso y con la participación de Javier Lobón, Pedro Afaya, Pilar Arana, Beatriz Matallanas  Alejandra Cruz y Jorge G. Casanovas (UCM). Su aportación es muy importante, pues son los primeros datos publicados y contrastados científicamente sobre la presencia y ecología del lince fuera de sus poblaciones oficiales. Ya se trabaja en el desarrollo de nuevas técnicas para conseguir ADN completo de lince en otros muestreos, que constatará la veracidad de sus investigaciones y que podrán determinar individuos en particular, permitiendo en un futuro poder comparar perfiles genéticos.

Si no hay fotos, no hay linces
¿Por qué no hay fotos de linces? Fundamentalmente porque nadie puede dedicar recursos a ello que, por otro lado, se utilizan de modo inconveniente. La realización de una campaña de fototrampeo dirigida por el equipo de personas antes citado, sin que se le nieguen los permisos necesarios y mediante la dotación de fondos suficientes, acabaría con esta polémica. Sin embargo, hemos sido testigos de todo lo contrario: gasto de fondos públicos para demostrar que no hay linces y negación de permisos y la ocultación de datos, porque tampoco de momento se los espera. Sin embargo, hasta ese problema ha sido superado y se han conseguido muchos indicios y cada vez hay más constancia de su presencia en muchos más lugares de lo planteado en un censo nacional que extinguió al lince de toda la península ibérica.

Lince ibérico.

¿Por que son importantes los linces madrileños? El que una población de lince haya sobrevivido y se mantenga en la Comunidad de Madrid, nos hace tener en cuenta su importancia para la conservación futura del lince en la península. El hecho de no haber sido descrita su población, que haya pasado desapercibida, cuando incluso bordean los pueblos para alimentarse de forma habitual de gatos, roedores, liebres e incluso cangrejos de río, o el hecho de que estos linces no hayan sido encontrados atropellados, nos da pautas para su conservación futura. ¿Como ha sucedido esto? La Administración publica regional por no querer de ninguna manera que el lince pueda suponer limitaciones y, por otro, la estatal, que siendo informada e incluso habiendo participado en esos estudios, no realiza acciones conducentes a su conservación.

El ADN en un futuro cercano sin duda ofrecerá la clave más importante para el reconocimiento de las poblaciones del lince ocultas en la península ibérica, dado que nuestros estudios indican que nos encontramos ante una población que puede superar los 20 ejemplares. Los negacionistas no podrán, como hasta ahora, discutirlo y se demostrará que la población regional siempre estuvo allí, igual que otras poblaciones que saldrán, que no son ejemplares procedentes del programa de cría en cautividad, tiempo al tiempo.

¿Se atreverían un naturalista local con cuarenta años de experiencia y una Universidad Complutense de prestigio y sus investigadores a dar información falsa sobre la presencia del lince? Son muchos años e indicios los que demuestran la presencia de lince en la Comunidad de Madrid. Deberían de bastar estos datos recopilados para poner en marcha un protocolo de actuación dedicado a determinar el numero aproximado de ejemplares que habita nuestra Comunidad Autónoma y activar medidas de conservación consensuadas. Por otro lado, según estudios recientes los linces criados en cautividad, tendrían una mayor masa corporal, lo que les da una ventaja competitiva (en cuanto a luchas entre ellos) con respecto a los linces silvestres. Así, podrían desplazar a los linces locales, alterar la estructura social de la población y derivar en la extinción de la misma, como es el caso que nos ocupa.

«Son muchos años e indicios los que demuestran la presencia de lince en la Comunidad de Madrid»

La naturaleza nos demuestra cada día que es capaz de subsistir sin nuestra intervención, demos una oportunidad al lince ibérico, al no reintroducido. Nosotros creemos que es importante para su conservación, es necesario que estos animales sean salvajes en esta sorprendente y curiosa región madrileña. En ella subsisten linces a pesar de sus más de 5 millones de habitantes. ¿Cómo ha pasado desapercibido? ¿Porqué no mueren en las carreteras? Sólo la curiosidad, la tenacidad y el trabajo de un equipo de la UCM y un naturalista dieron con la respuesta. El inicio ya ha comenzado, ¿seguiremos siendo ciegos o nos pondremos en marcha todos para conocer toda la verdad?

¿A qué esperamos para que la ciencia y el conocimiento avance? El tiempo es certidumbre, qué pena que no empecemos antes con un adecuado plan de estudio y conservación, pero sin duda hay linces y bastantes, más de los que pudiera parecer. Nosotros hemos sido cautos, pues nos hemos quedado cortos. Que el tiempo y la ciencia ponga a cada uno en su sitio.

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