Las cámaras de una de las Cuatro Torres de Madrid captan un buitre leonado posado en su azotea

A finales del pasado año, un ejemplar joven de esta especie de ave carroñera, oteó la capital de España desde uno de sus más altos rascacielos 

el Mirador
Por Carlos Cano (Universitat de Girona) y Javier Cano (Agencia Estatal de Meteorología)
El 20 de diciembre de 2018, a primera hora de la mañana, en un ambiente gris debido a la neblina, y con viento en calma, las cámaras de seguridad de una de las Cuatro Torres del área de negocios del norte de Madrid registraron la llegada y estancia durante un breve espacio de tiempo, de un ejemplar joven de buitre leonado. Un hecho que, en la actualidad, ya no nos sorprende por muy diversas razones.

A raíz de la crisis sanitaria desencadenada en los países de la Unión Europea por la encefalopatía espongiforme bovina, conocida popularmente como ‘enfermedad de las vacas locas’, entre los años 1996 y 2002, cuyo brote más agudo tuvo lugar en 2001, se produjo una situación de alerta sanitaria que derivó en la aprobación de una restrictiva legislación (Reglamento CE nº 1774/2002). Con esta normativa, los ganaderos estaban obligados a retirar las reses muertas de sus explotaciones para evitar el contagio entre los animales domésticos y los seres humanos, llevando los restos hasta plantas de incineración.

«La crisis de las ‘vacas local’, supuso periodos de hambre para buitres negros y leonados«

Esta práctica, muy perjudicial para las aves necrófagas de nuestro país, supuso periodos de hambre para buitres negros y leonados, especialmente nociva durante la época de reproducción. Para intentar paliar esta situación se observó, por ejemplo, que individuos de algunas colonias del norte y oeste de la Comunidad de Madrid incrementaron su área de campeo con el fin de mejorar sus resultados de búsqueda y localización de alimento. El número de avistamientos en áreas del sur de la región, donde predominan los secanos de cereales y olivares, experimentó un incremento exponencial. Incluso, se registraron observaciones de buitres negros y leonados comiendo restos de conejos y perros muertos abandonados donde nunca antes se habían visto.

Otro de los motivos es el aumento de las poblaciones de buitres negros y leonados en la Comunidad de Madrid en los últimos años, de acuerdo con los resultados de los censos de 1998 y 2008, en el que se registró una expansión muy positiva, a la espera de la tendencia actual que nos ofrezca el censo de 2018.

«El número de avistamientos de buitres en áreas del sur de la región ha experimentado un incremento exponencial«

La última causa puede estar en un cambio en el comportamiento de algunos buitres, similar al que se está dando en otras poblaciones de animales salvajes. Se ha comprobado que muchas especies están empezado a perderle miedo al ser humano y a los hábitats antropogénicos. Hace cuarenta años nadie podía pensar que animales como las ardillas, zorros o buitres pudieran acercarse a tan sólo unos metros del hombre, y menos aún comer de su mano. Sin embargo, en la actualidad, en regiones donde no se les molesta o persigue, las ardillas habituadas a la presencia humana acuden a comer frutos secos que les ofrecen; familias de zorros con sus crías se acercan hasta las casas de los pueblos donde les dan de comer, y los buitres leonados, como sucede en el caso del ‘amigo de los buitres’, Manuel Aguilera, desde el pedregal de Santa Cilia de Panzano, en pleno parque natural de la Sierra y los Cañones de Guara en Huesca, tras los últimos 30 años ganándose su confianza, un grupo de más de medio centenar de ejemplares se acercan, le rodean, le reconocen y comen de su mano.

Por tanto, no es de extrañar que poco a poco, y si no se les hace daño, empiecen a ser habituales escenas como las que han captado las cámaras de un rascacielos de la ciudad de Madrid, tal y como ocurre en otras grandes ciudades del mundo como Miami, Addis Abeba o Calcuta, donde los buitres conviven en perfecta armonía con el hombre.

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