Alas sobre el Guadarrama (I)

Los primeros aviones que sobrevolaroin el Guadarrama eran aparatos con unas grandes limitaciones aeronáuticas.

La novela Último vuelo de Edwin Winkels, rememora el siniestro acontecido en el Puerto de Pasapán el 15 de diciembre de 1958

El Baúl
Por Jesús Vázquez Ortega

La tragedia del Languedoc tuvo una repercusión mediática desconocida hasta entonces, añadiéndose a una serie de desgraciados accidentes ocurridos en nuestra Sierra. Pero sería bueno remontarnos varias décadas y efectuar un recorrido sucinto a través del devenir de la navegación aérea en nuestro país. En futuros capítulos conoceremos acontecimientos desconocidos acaecidos en nuestro entorno sin olvidar a quienes pagaron un alto tributo falleciendo en acto de servicio.

El preludio de una nueva era
Los ecos de la I Guerra Mundial y la llegada de los grandes vuelos en los años veinte, impulsaron ostensiblemente la carrera aeronáutica, traduciéndose en una mejora de la tecnología y el crecimiento de la industria aeromóvil en el concierto internacional. Mientras España, con una incipiente incorporación, comenzó su andadura más tarde que el resto de naciones.

«La I Guerra Mundial y la llegada de los grandes vuelos en los años veinte, impulsaron la carrera aeronáutica»

Plus Ultra.En mayor medida fue el Ejército quien asumió el rol de director, marcando las pautas y aportando un gran contingente humano, si bien la colaboración de la ingeniería civil fue análogamente decisiva en la consecución de objetivos. El más destacado, el vuelo del Plus Ultra, una proeza que asombró al mundo a principios de 1926 cuando el comandante Ramón Franco y el capitán Julio Ruiz de Alda lograron cubrir los 10.270 km que separan el Cabo de Palos de Buenos Aires, a bordo de un Dornier Do J Wal en tan sólo siete etapas, un hito que marcó un antes y un después en la historia de la aviación a nivel mundial.

Seis años después, Fernando Rein puso el punto y seguido desafiando a los elementos, volando desde Madrid a Manila en solitario, en un viaje plagado de problemas, lo que no fue óbice para que repitiera doce meses más tarde. Así, uno tras otro, fueron sumándose una serie de retos jamás exentos de riesgo, que conjuntamente contribuyeron a cimentar la base de un futuro prometedor.

«La cercanía a Madrid convertía en ineludible el paso de aeronaves por la Sierra en los trayectos occidentales»

El despegue
Con la creación de las aerolíneas comerciales, el espacio aéreo comienza a poblarse paulatinamente de ruidosos aparatos que cruzan el cielo a respetable velocidad, ante la estupefacción de los profanos. Las pioneras Iberia (1927) y LAPE (Líneas Aéreas Postales Españolas, 1932) son punta de lanza en el negocio del transporte, uniendo ciudades en tiempo record y perfeccionando los servicios de forma continua. La oferta de destinos se incrementó de forma gradual, y para 1934 la red de aeródromos contaba con más de una decena repartidos por los puntos más importantes.

La primeras aventuras aeronáuticas eran verdaderos acontecimientos sociales.Pocas zonas quedaban sin cubrir y las aeronaves sobrevolaban el territorio nacional en su totalidad, incluyendo áreas que revestían una notable dificultad orográfica y las condiciones meteorológicas propias de su situación, destacando entre las más comprometidas la barrera del Guadarrama, al oeste de la capital de España. La cercanía a Madrid convertía en ineludible el paso de aeronaves por dicha cordillera en los trayectos occidentales, lo que simultáneamente encubría un azar proceloso a la par que apetecible para los pilotos más audaces.

«El primer incidente acaecido en la Sierra fue el sufrido por Carlos Alonso cerca del Alto del León»

Aquel lejano día de junio
Pero mucho antes ya hubo quién abordó los escollos serranos con grandes dosis de valentía, a los mandos de precarios aparatos que volaban entre fuertes turbulencias. La fortuna, y quizá alguna invocación divina ampararon a muchos osados en sus recorridos celestes para llegar a puerto sanos y salvos, circunstancia que no siempre tenía un final tan deseado.

recordte de la noticia del accidente en san Rafael (El Espinar, Segovia).Es posible que el primer incidente acaecido en nuestro ámbito comarcal, fuera el sufrido por el capitán Carlos Alonso en la primavera de 1913 cerca del Alto del León, cuando al intentar remontar el vuelo a 1.800 metros de altitud, su motor dejó de funcionar. El oficial, que regresaba a Madrid procedente de Valladolid, hizo gala de gran pericia haciendo que el avión planeara paulatinamente hasta chocar contra una arboleda próxima a San Rafael, saliendo ileso del trance si bien la aeronave quedó completamente destrozada. Tras superar el susto y ser auxiliado por personal de civil y de la Benemérita, el capitán Alonso regresó a la capital pucelana a bordo del tren rápido, donde probablemente tuvo mucho tiempo para meditar sobre el percance del día anterior.

(Continuará)

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