El declive de una población de papamoscas cerrojillo en los Montes de Valsaín

Macho de papamoscas cerrojullo. (Foto: Stefan Berndtsson).

Desde 1991, estudiamos aspectos de la biología reproductiva de pájaros insectívoros en Valsaín mediante el control de nidales

el Mirador
Por Juan Moreno Klemming. Dpto. Ecología Evolutiva.
Museo Nacional de Ciencias Naturales-CSIC
Se ha realizado seguimiento de poblaciones de varias especies en pinares a altitudes de 1.300 a 1.900 m de altitud y en melojares de 1.100 a 1.400 m en la vertiente norte de la Sierra, en zonas incluidas en el Parque Nacional, en su Zona Periférica de Protección. El seguimiento más prolongado corresponde a una población de papamoscas cerrojillo en un melojar a 1.200 m próximo a Valsaín, iniciado en 1991 y continuado hasta la fecha. En esta zona se han instalado 300 nidales modelo ICONA.

Papamoscas cerrojillo. (Foto: Estormiz).El protagonista del estudio es un pájaro insectívoro de 12 g con acusado dimorfismo sexual en plumaje, migrante transahariano que anida en cavidades y nidales artificiales. Llega a la zona en la segunda quincena de abril, pone de 4 a 7 huevos en la segunda mitad de mayo, eclosionando lo pollos en la primera mitad de junio. Éstos, abandonan el nido en la segunda mitad de junio. Los papamoscas alimentan a sus pollos con orugas consumidoras de hojas de roble.

Hemos realizado un trabajo de campo intensivo en abril-junio de los últimos 25 años en esta zona de estudio. Castellarnau, en su descripción de la avifauna de Valsaín de 1875, cita a la especie como ausente en Montes de Valsaín excepto en paso otoñal en las huertas y denuncia la sobreexplotación del robledal que elimina arboles viejos con cavidades naturales. El investigador alemán Curio, estudia su comportamiento en los Jardines de La Granja donde había al menos 28 parejas en 1960 probablemente debido a que allí había árboles más viejos que en el monte circundante.

«En los Jardines de La Granja había al menos 28 parejas, probablemente debido a que allí había árboles más viejos»

Hembra de papamoscas cerrojillo en su nido. (Foto: Axel Strauß).Pues bien, en el último cuarto de siglo nuestra población de estudio ha descendido tanto en número de nidos como en porcentaje de ocupación de nidales a aproximadamente la mitad desde los máximos alcanzados a mediados de los 90 del siglo pasado. Este descenso se ha debido a, por un lado, la disminución de la inmigración (porcentaje de adultos reproductores no nacidos en la zona) y por otro, a la disminución del reclutamiento, es decir la proporción de volantones que se reclutan en años posteriores como adultos reproductores a la población.

El factor climático
Hemos analizado las tendencias en el clima local en primavera y comprobado que a lo largo de estos años las temperaturas mínima y media en abril han aumentado, aunque no así en mayo y junio. No ha habido tendencias a largo plazo en precipitación en la zona. En la segunda quincena de abril es cuando llegan los papamoscas y se empiezan a desarrollar las hojas de los robles. A lo largo de estos años, los papamoscas no han adelantado la fecha de puesta ni han modificado su tamaño de puesta.

Hembra de papamoscas cerrojillo. (Fuente: Gegik).Aunque el número de pollos volados no ha mostrado una tendencia, tanto el peso como el tamaño estructural de los pollos se ha reducido (10% para el peso, 3% para el tarso). No ha habido aumentos en las cargas de ectoparásitos de los nidos. La condición física de los adultos al final de la reproducción se ha deteriorado durante estos años, aunque la supervivencia (porcentaje de retorno entre años) de adultos reproductores no ha variado. Hemos comprobado que altas temperaturas durante la incubación en mayo conllevan un bajo éxito reproductor.

«Las altas temperaturas durante la incubación en mayo conllevan un bajo éxito reproductor»

El clima global es expresado en Europa por el índice NAO (Oscilación del Atlántico Norte). Valores positivos en invierno implican escasa precipitación en España e inviernos fríos. A nivel local, altos valores de NAO invernal están asociados a temperaturas bajas en mayo y buen crecimiento de pollos. La explicación a las tendencias en éxito reproductor que hemos comprobado, es que los papamoscas experimentan un creciente desacople con sus presas, las orugas, durante estos años. El calentamiento local en abril acelera la foliación del roble (esto ha sido comprobado mediante el índice NDVI). El adelanto en la foliación puede adelantar el desarrollo de las orugas.

Pollos de papamoscas cerrojillo. (Foto: Axel Strauß).Los papamoscas no han adelantado su fenología al ser migrantes de larga distancia sin información sobre las condiciones en sus áreas de reproducción antes y durante la migración. Las orugas pueden haber pupado cuando hay pollos que alimentar. A nivel del clima global valores altos de NAO implican baja temperatura local en mayo que retrasa la foliación y el desarrollo de orugas y favorece la reproducción. Aunque la temperatura local en mayo no ha cambiado en estos años, la foliación cada vez más temprana, inducida por el clima local en abril, determina que solo años de mayo fresco por efectos globales permiten una reproducción exitosa.

Conclusiones del estudio
El resultado es que la población de estudio está perdiendo efectivos por la reducción del reclutamiento y la falta de inmigración. Las poblaciones de pájaros insectívoros forestales en el Guadarrama a baja altitud pueden estar iniciando un desacople con sus presas que terminará por convertir a ciertas poblaciones en residuales. Solo poblaciones a mayor altitud podrán recibir suficientes reclutas e inmigrantes para mantenerse a medio plazo.

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