La leyenda del oso pardo del Guadarrama

La leyenda del oso pardo del Guadarrama.

Este plantígrado es el símbolo de la ciudad de Madrid, con leyenda propia en la Sierra de Guadarrama

`De leyenda´
Por Rosa Alonso

En nuestro tiempo, resulta complicado imaginar que la Sierra de Guadarrama albergó oseras hasta el segundo cuarto del siglo XVI. Aunque el Libro de la Montería, encargado por Alfonso XI de Castilla, menciona a Madrid como un “buen emplazamiento para el puerco y el oso”, fue D. Gonzalo Argote de Molina, humanista coetáneo, quien retrató a Felipe II como el último príncipe que cazó osos en El Pardo. Ante su escasez y los nuevos gustos palaciegos, la montería del oso perdió interés en favor de la del ciervo. 

El oso pardo (Ursus arctos), es una especie incluida en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas en la categoría de “en peligro de extinción”. Su presencia aislada en las cordilleras Cantábrica y Pirenaica impulsó las llamadas ‘Estrategias para la conservación del oso pardo’ en 1999 y 2006, respectivamente. Los últimos datos hablan de la existencia de 200 ejemplares en Cantabria, un número alentador, pero alejado del necesario para su supervivencia en nuestro país.

El oso y el madroño, emblemas de Madrid

Sin lugar a dudas, el oso pardo y el madroño son el símbolo de Madrid por excelencia. No sólo aparecen en su escudo sino que la escultura de Antonio Navarro, situada en la Puerta del Sol, se ha convertido en punto de interés indispensable para los viajeros que visitan la capital. Sin embargo, no está clara la presencia de estos árboles en Madrid. El Arbutus unedo, una de las subespecies del madroño, tiene origen europeo meridional y mediterráneo, por lo que es poco probable su presencia como variedad autóctona en esta zona.

El oso pardo y el madroño son el símbolo de Madrid por excelencia

Como curiosidad, el oso del escudo madrileño no es tal sino osa. Esta especie, cuyos machos pueden alcanzar los tres metros de longitud y pesar casi 700 kg, sufre dimorfismo sexual, por lo que las dimensiones de las hembras son más reducidas. Su esperanza media de vida en ambos casos es de 30 años y las gamas de marrones, dorados y grises son los colores predominantes en su pelaje. Destaca el hecho de que, aunque son plantígrados, pueden erguirse sobre las patas para mejorar su vista, como ocurre en el escudo donde la osa se apoya en el madroño e intenta alcanzar su fruto.

El encuentro con los Reyes Católicos

Es en el tercer volumen del Libro de la Montería donde se relatan los lugares de la Sierra de Guadarrama en los que existían osos. Entre ellos, se encontraban emplazamientos como “Manzanares” y “Val del Lozoya”, Peña Osera, La Maliciosa, “Puerto de la Fuente Fría” y Garganta del Oso. Asimismo, se describen otras localizaciones como La Cabrera y Bustarviejo, mientras que no aparece La Pedriza, lugar de la leyenda del oso pardo.

El Libro de Montería atestigua la presencia del oso en lugares como  “Manzanares” y “Val del Lozoya” o el “Puerto de la Fuente Fría”

Será el propio D. Gonzalo Argote de Molina quien recoja la fantástica historia del encuentro entre un oso pardo y los Reyes Católicos. Según sus escritos, estando Isabel y Fernando de caza en La Pedriza, bajó hasta las llanuras un oso hambriento. Los galgos y sabuesos lo rodearon, mientras la guardia montada que acompañaba a los monarcas le lanzaban flechas y dardos. Según la leyenda, el oso con las garras devolvía los objetos que volaban en todas direcciones. Ante tal hecho, los guardias se quedaron petrificados y, aprovechando la confusión, el oso inició el regreso a su guarida.

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