El invierno viste ya a la Sierra de Guadarrama. Estampas únicas para poder captar con nuestras cámaras fotográficas
`Instantes´ Por Mar Pinillos y David Martín www.tenadadelmonte.es info@tenadadelmonte.esEmpezamos Instantes con el refranero popular “Por los Santos la nieve en los altos y por San Andrés la nieve en los pies”, sabio refrán que nos sirve de entradilla a nuestro capítulo de hoy. Ha llegado el invierno y el paisaje nos muestra su aspecto más “desolador”. Los días son los más cortos del año, la mayoría de los árboles duermen desnudos, los prados descansan con las primeras heladas y nuestra Sierra de Guadarrama se torna blanca con las nieves.
Aunque puede que el frío nos eche para atrás, es una buena época para acercarse a las cumbres y fotografiar la soledad de los piornales, la luz que irradia la nieve o la belleza de los paisajes que se divisan desde estas altitudes. Descendiendo al piso del pinar silvestre, podemos tener la fortuna de captar una imagen fantasmagórica como la de la fotografía, donde las nubes ascienden desde las zonas bajas y los rayos de sol se abren paso entre ellas. O una imagen de un pinar más duro que nos traslada a los bosques de coníferas de la taiga canadiense con sus acículas cubiertas de hielo.
Un pinar más duro que nos traslada a los bosques de coníferas de la taiga canadiense
Es una buena época para entrenarnos en la identificación de animales a través del rastro que dejan en los pisos nevados de los caminos o pistas forestales que surcan nuestros pinares. En algún tocón libre de nieve podemos encontrar algún resto de alimentación de las ardillas y otros pequeños micromamíferos. Por ejemplo, en el pinar tenemos cuatro formas diferentes de comer las piñas, que se corresponden con cuatro animales bastante comunes en este ecosistema: el ratón de campo, la ardilla, el piquituerto y el pico picapinos.
En algún tocón libre de nieve podemos encontrar algún resto de alimentación de las ardillas
Avanzada la temporada invernal, la nieve nos deja postales de inusitada belleza en las zonas más bajas, en el piso del robledal. Qué decir de la imagen de este arroyo serrano, nutrido con las nevadas invernales, en las que las ramas retorcidas y entrelazadas y la nieve pegada en los laterales de los troncos dan un aspecto de fragilidad a la estampa.
¿Y si hiciéramos “zoom” a algunos de los habitantes de estos bosques húmedos?. Podríamos captar preciosas imágenes como la temprana floración de los avellanos, “pendientes” que cuelgan cual adorno navideño de las ramas aún desnudas de estos árboles. O los líquenes henchidos por la humedad que pueblan las cortezas de los robles, indicadores de la buena calidad del aire en estos pulmones verdes.
Otra estampa típica del invierno es la presencia de aves invernantes en nuestros bosques, algunas procedentes del norte de Europa que refuerzan nuestras poblaciones autóctonas. Algo así como el turismo animal, en busca de “sol y playa”. Su aspecto rechoncho y gordinflón les delata, ya que acumulan grasa para aguantar esta desfavorable estación. Recibimos refuerzos de zorzales, petirrojos, gorriones comunes, lavanderas blancas… todo un lujo para nuestros ecosistemas serranos.
Algo así como el turismo animal, en busca de “sol y playa”
El invierno, estación que invita a quedarse en casa con un buen chocolate o infusión caliente nos depara instantáneas difícilmente repetibles, así que os recomendamos un buen abrigo, muchas ganas e imaginación para captar la invernada de nuestra Sierra de Guadarrama.