Remontando el arroyo de los Hornillos

El director de este medio subraya el valor de las excursiones guiadas por la Sierra como herramienta básica para su conservación

Opinión de El Guadarramista/. Hay mucho que ver en nuestra Sierra de Guadarrama. El pasado sábado quien escribe, asistió a una excursión didáctica organizada por el centro de turismo rural `El Espíritu del Bosque´. La marcha tuvo en las cascadas del arroyo Hornillos su principal atractivo, pero ni mucho menos el único. Una pieza básica estas salidas para dar a conocer desde un punto de vista objetivo la enorme riqueza que atesora nuestra Sierra.

Mejor acompañados de expertos

A cada trecho del camino los que formábamos aquel `pelotón verde’ parábamos para escuchar muy atentamente las explicaciones detalladas de nuestros jóvenes guías, Laura y Roberto. Estos expertos del monte supieron dar mil detalles sobre todo lo que nos rodeaba (flora, fauna, geología, etc) con un lenguaje fácil de entender, y comentarios fáciles de memorizar.  Hubiera sido una excursión anodina sin ellos, miles de detalles del hábitat que nos rodeaba se hubieran perdido ante nuestros ojos.

La nota negativa

A pesar del frío los valientes que nos animamos a acercarnos hasta Robledondo no quedamos decepcionados, mereció la pena. El camino de una dificultad media nos llevó por un estrecho valle rocoso hasta la primera de las cascadas. Allí estaba el Hornillos discurriendo suavemente sobre el gneis de granito que ha ido poco a poco lamiendo hasta domesticarlo. Fue en ese punto precisamente donde descubrimos que no todos entendemos el disfrute de la Naturaleza de la misma manera.

Nos topamos con un grupo de moteros que no encontraron inconveniente en machacar el recién habilitado camino. La contaminación acústica, atmosférica y el destrozo que causan en los caminos y veredas de la montaña son motivos de sobra para poner prohibir de manera taxativa la circulación de cualquier vehículo a motor en estos espacios.

La segunda de las cascadas

Dejando esto a un lado continuamos con nuestro caminar en pos de la segunda de las cascadas del Hornillo. Después de un pequeño descanso para reponer fuerzas afrontamos el último de los repechos. Desde un pequeño muro de piedra divisamos la buscada caída de agua, más espectacular que la primera. Seguimos nuestra senda circular, ahora en un descenso constante que nos descubre estampas bellísimas, el pueblo de Sta. María de la Alameda o la Sierra de Gredos, dejando atrás el Hornillos y sus valles estrechos.

Jonathan Gil Muñoz
(Director y editor)
elguadarramista@gmail.com

El Guadarramista

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