Esas `malditas´ plantas (II)

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Pese al calor, un grupo de plantas se muestran en todo su esplendor, componiendo unas fotografías muy atractivas

`Instantes´
Por Mar Pinillos y David Martín
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Estamos en el mes de julio y, mientras muchas de las plantas ruderales que vimos en el capítulo anterior se agostan, otras “compañeras” toman el relevo y cubren gran parte de las cunetas, baldíos y tierras removidas, desafiando la crudeza de estos meses y mostrando todo su esplendor, como si fueran ajenas a estas duras condiciones. Además, el colorido de algunas de ellas destaca sobre los amarillos campos agostados, “haciendo paisaje”

La achicoria, un cultivo extinguido

Una de estas plantas, localmente abundante en bordes de caminos y cunetas y en campos y prados en barbecho es la variedad silvestre de la achicoria (Cichorium intybus). Sus flores de color azul lila están sostenidas por un largo pedúnculo y no se abren más que a pleno sol y, como curiosidad, siguen la trayectoria de éste como hacen los girasoles. La raíz de la variedad cultivada de esta planta se usa para elaborar el conocido y saludable sucedáneo de café.

Aunque se encuentra en gran parte de nuestra sierra, tan sólo se permitía su cultivo en la zona de Cuéllar y sur de Valladolid. Hoy día casi no se cultiva y gran parte de la achicoria que se vende en nuestro país procede de los países del Este de Europa. Una verdadera pena que no se estimule de nuevo su cultivo como una manera de diversificar la economía de algunas de nuestras zonas rurales.

Una verdadera pena que no se estimule de nuevo su cultivo  como una manera de diversificar la economía

Una «víbora» con largos estambres 

A veces compartiendo el espacio con esta especie, nos encontramos con una de las “reinas” de las plantas estivales: la viborera (Echium vulgare). Su curioso nombre proviene de la forma de sus frutos, similares a la cabeza de una víbora. En algunos lugares es tal su abundancia, que tiñe de azul violeta los sitios donde crece y que, desde luego, es todo un placer para el fotógrafo de paisajes al igual que para las abejas, pues es una de las flores preferidas por estos insectos. Si miramos detenidamente la planta, veremos que destacan el tallo cubierto de pelos y con puntitos negros y sus flores, en las que los estambres tienen largos filamentos que rebasan la corola. Sin duda, para nosotros son unas de las flores más bonitas para fotografiar por esta característica y por su intenso color.

El gigante de las plantas estivales

Algunas especies destacan por su altura, como es el caso del gordolobo, guardalobo o guardilobo (Verbascum pulverulentum), que puede llegar hasta los dos metros. Domina en terrenos baldíos, praderas secas, taludes, bordes de caminos y escombreras. Es una especie bianual, que el primer año produce una roseta de hojas lanceoladas (con forma de punta de lanza), pasando desapercibida para la mayor parte de los caminantes. Sin embargo, el segundo año emerge un tallo con muchas ramas, a modo de candelabro con flores amarillas dispuestas en grupillos. Toda la planta está recubierta de un polvillo harinoso que se desprende fácilmente, de ahí su nombre científico.

OLYMPUS DIGITAL CAMERALos palos secos se guardaban para encender la lumbre, para colgar los racimos de uvas e incluso en otras zonas donde no había mucha madera disponible, se usaban para las techumbres de las casas, en vez de tablas de madera. Pero sin duda alguna, el uso más extendido era el de pescar, ya que la planta contiene saponinas, sustancias tóxicas para los peces. Se golpeaba el agua con el tallo verde y los peces salían atontados. Ya en el siglo XVII en la Comunidad de Villa y Tierra de Pedraza se prohibió esta práctica, fruto quizás de una conciencia que mezclaba ecología y supervivencia, ya que habían decaído las poblaciones piscícolas de los ríos.

En el siglo XVII en la Comunidad de Villa y Tierra de Pedraza se prohibió su uso para la pesca

Colonizadora de los espacios más secos

OLYMPUS DIGITAL CAMERAOtra de las “supervivientes” de esta época es la arzoya o abrepuños (Centaurea ornata). Desde luego que la suavidad no es su mayor característica, ya que se trata de una especie de cardo que cubre lugares secos, lindes ruderalizadas y nitrificadas, formando a veces una verdadera maraña espinosa e infranqueable. Es una planta perenne, de hasta 80 cm de altura, rígida y ramificada. Lo más llamativo son sus flores, amarillas o anaranjadas, fuertemente espinosas, de ahí el nombre de “ornata” (adornada). El agua de cocer su raíz se utilizaba como vulneraria para curar golpes, torceduras y heridas, sobre todo de animales.

Denostadas por muchos, ignoradas por otros, todas estas plantas cumplen una función ecológica muy importante que debe ser conservada y forman parte del acervo cultural de nuestra Sierra de Guadarrama. Tan sólo por esto deberían ser respetadas por todos.

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