La hibridación entre sapos puede ayudar a entender cómo se originan nuevas especies

Analizan cómo las especies mantienen su identidad diferenciada frente al efecto homogeneizador de la hibridación 

Redacción/. El sapo común ibérico y el sapo común europeo son los protagonistas de una serie de estudios en los que investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), en colaboración con investigadores del Museo de Historia Natural de Leiden (Países Bajos), tratan de comprender cómo se forman nuevas especies. Para ello han analizado el área donde estos sapos, muy similares entre sí a pesar de que se diferenciaron hace 9 millones de años, entran en contacto e hibridan.

 

Las discordancias entre los patrones morfológicos y genéticos, así como del análisis de diferentes genes (nucleares y mitocondriales) pueden ser el resultado de varios factores no excluyentes entre sí: históricos (procesos de aislamiento seguidos de un reagrupamiento poblacional), ecológicos (procesos de adaptación local), o genéticos (existencia de incompatibilidades genéticas).

En Europa las fluctuaciones climáticas del Pleistoceno tuvieron un fuerte impacto sobre muchas especies, que expandieron o contrajeron sus áreas de distribución en respuesta a estos cambios. En el caso concreto de estos sapos, sus distribuciones probablemente han cambiado mucho en los últimos dos millones de años.

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