Canencia tiene dos insignes moradores por muchos desconocidos fuera del término; el Tejo de la Senda y el del Sestil de Maíllo
`Gigantes´ Por César HerranzSi estos centenarios árboles singulares hablaran.. En esta ocasión viajamos hasta el municipio de Canencia donde las vetustas raíces de dos tejos sustentan el tronco de dos ejmplares únicos cuya edad ronda los 500 años. Han sido testigos, por desgracia mudos, del devenir del tiempo y el paso de los moradores del valle del Lozoya.
Tejo del Sestil del Maíllo
Uno de los supervivientes de las antiguas tejedas de la cara norte de la Sierra de la Morcuera es el anciano Tejo del Sestil del Maíllo. Este vetusto ejemplar de tejo (taxus baccata), se encuentra en una isleta entre el cauce del arroyo del Sestil, al final de la senda ecológica del Puente de la Pasada, dentro del término municipal de Canencia.
Su estado es aceptable, dada la senectud del mismo. Posee un engrosamiento considerable a la altura de la cuerda normal con respecto a la base, posiblemente debido a la configuración como consecuencia de ramas tronchadas u otras cortadas.Su porte está conformado por seis grandes ramas que parten desde la base. La copa es ancha pero muy irregular. Las heridas de ramas cicatrizan favorablemente. Su tronco está totalmente hueco y hay alguna rama grande tronchada.
Hasta el día de hoy se ha mantenido a salvo gracias a lo intrincado de su ubicación, aunque cada vez más, el turismo masivo e irrespetuoso hace peligrar su permanencia. Este tejo tiene como compañeros a otros ejemplares de la misma especie, salpicando los márgenes y laderas, así como al abedular de Canencia. Se estima que este ejemplar tiene más de 500 años, aunque no llega a ser tan vetusto como los ejemplares de Rascafría.
El Tejo de la Senda
El Tejo de la Senda es un gran ejemplar de tejo que se ubica en la senda ecológica de las Chorreras, antes de llegar al Puente de la Pasada. Al igual que su otro compañero catalogado (Tejo del Sestil del Maíllo), el Tejo de la Senda se ve sometido a una fuerte presión turística, acrecentada por estar localizado en mitad de una senda que cada fin de semana recorren multitud de personas.
Aunque su estado de conservación es relativamente bueno, hay que tener en cuenta que en el momento de su catalogación (1995), la afluencia de visitantes era mucho menor y el impacto ambiental, como consiguiente, de consecuencias ínfimas.
En la actualidad, este ejemplar, altamente publicitado en las guías de alta montaña, sufre el pisoteo continuado periódicamente de decenas de personas que paran debajo de su copa, y abandonan a su suerte desperdicios y basuras en su entorno. Ni que decir tiene lo desagradable que resulta ver el nombre de patéticos personas grabado en su corteza.
Por lo demás, su porte está conformado por varias ramas principales que abren una copa ancha y regular, algo más desarrollada en la zona sur por la luz. Las ramillas inferiores están totalmente secas por la falta de luz. Las raíces están descalzadas y el cuello de las mismas visible. El suelo altamente compactado.
Fichas técnicas:
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