Las lombrices mantienen la salud de los suelos lo que las hace imprescindibles para la producción agrícola
Redacción/. La pérdida de suelos fértiles es uno de los problemas a los que se enfrenta el ser humano debido a la crisis ambiental en la que estamos inmersos. En este contexto, un equipo de investigación en el que participan investigadoras del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y la Universidad Complutense de Madrid (UCM) ha analizado la capacidad de adaptación a las bajas temperaturas y a la falta de humedad de Eiseniella tetraedra, una lombriz de tierra que mide entre 2 y 4 centímetros.
En el estudio, que se publica en la revista Science of the Total Environment, han analizado los cambios genéticos que se producen en esta especie en condiciones extremas y han comprobado que no toleran la congelación ni que la humedad baje del 15%, lo que podría dificultar su adaptación a los cambios ambientales que está provocando la crisis climática.
Las lombrices mejoran la estructura del suelo en beneficio de su productividad. También mejoran la fertilidad del suelo al acelerar la descomposición de la hojarasca vegetal y la materia orgánica. Consiguen transformar los nutrientes para que las plantas puedan absorberlos. Además de su importancia para la agricultura como procesadores del suelo, tienen una importancia económica considerable: las especies que viven en el compost se utilizan para el procesamiento de desechos alimentarios, el tratamiento de desechos urbanos y el tratamiento de lodos de depuradora.