La prohibición del baño en aquel entorno natural serrano ha derivado en una mayor presión sobre otros espacios naturales de la Comunidad de Madrid
el Mirador
Por José Ángel Macho Barragués, naturalista
La prohibición de baño en todos los cursos fluviales de La Pedriza ha supuesto un antes y después en cuanto a la conservación de los entornos naturales de la Comunidad de Madrid. Los buenos datos y las sensaciones que se recogen en los arroyos y ríos de este maravilloso lugar son muy alentadores pero han tenido un efecto colateral negativo en otros entornos similares de la región.
Las personas que antes acudían a La Pedriza en busca de un baño refrescante han buscado alternativas en otros lugares de características parecidas en los que antes no existía tanta presión o si existía, ésta se ha incrementado, algunos ejemplos son el curso alto del Lozoya, la zona de Las Presillas, el entorno de la presa de Patrones o el río Alberche.
Por lo tanto, la realidad es que no se ha solucionado un problema sino que se ha derivado el mismo a otros emplazamientos. Testimonios como el de los vecinos del poblado cercano a la presa del Pontón de la Oliva en Patones, recogen quejas sobre la masificación que se ha vivido el pasado verano en este tramo del río Lozoya, traduciéndose en conductas incívicas, basura y contaminación acústica principalmente.
Todos estos hechos han pasado desapercibidos ante las autoridades pertinentes que siguen sin tomar ningún tipo de medida al respecto mostrando total pasividad, teniendo ademas el aliciente de que trata de una zona donde el baño recreativo no esta permitido. Durante el mismo periodo, aparcamientos como el de Las Presillas o La Isla en Rascafría, recibían multitud de vehículos, lo que es un indicador se la presión a la que se ha sometido este entorno natural en pleno corazón del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama.
Mención aparte merecen zonas de baño tradicionales en los que la afluencia masiva los meses estivales se ha visto incrementada de forma desmedida, como por ejemplo el embalse de San Juan o la playa del Alberche en Aldea del Fresno. La solución está en la búsqueda de alternativas sostenibles para estos devastadores de naturaleza que acompañan sus baños de desechos, modificaciones en el curso del agua, basura y contaminación de todo tipo sin mantener unos valores mínimos en su comportamiento cívico con la naturaleza.
Lo ideal sería prohibir y perseguir el baño en todos los entornos naturales protegidos, tarea difícil para los tiempos que corren. Una posible solución factible sería facilitar y acondicionar diferentes zonas en pantanos en forma de áreas recreativas habilitadas con baños, contenedores y merenderos, bajo una normativa exigente con aforos limitados ya que al fin y al cabo se trata de entornos naturales artificiales creados por el hombre con una mayor adaptabilidad a ser invadidos y resultan mas resistentes.
En cuanto a las zonas mas vulnerables, un mayor control por parte de las autoridades con una reglamentación estricta, multas y carteles de aviso serian medidas que ayudarían a una mejor conservación de los ecosistemas fluviales naturales. Otro factor a tener en cuenta es que será necesario que se cumplan las condiciones sanitarias mínimas que permitan el baño, ya que muchos pantanos reciben vertidos y basuras que no llegan a ser depurados de forma natural, propiciando aguas de baja salubridad incluso para el baño.
Difícil panorama el que se presenta ante un nuevo año en el que los propósitos deberían ser proteger y gestionar de la mejor forma posible los espectaculares entornos naturales que alberga la Comunidad de Madrid, aunque todavía nos quede la esperanza de que la lucha constante y el dar a conocer estos hechos hagan actuar a las personas que deben tomar las decisiones.
Una respuesta a “Los otros ‘efectos’ del fin del baño en La Pedriza”