Redacción/. Las investigaciones científicas confirman que los plaguicidas sistémicos o neonicotinoides confirma que están causando daños significativos a un gran número de especies de invertebrados beneficiosos y son un factor clave en el declive de las abejas. Según los autores del estudio, el uso de estos productos está teniendo un impacto similar al de los DDT y el efecto va más allá de las tierras de cultivo. Lejos de asegurar la producción de alimentos, estos plaguicidas están amenazando la propia capacidad productiva a largo plazo.
Esto es así puesto que reducen o eliminan los polinizadores y los controladores naturales de plagas, elementos clave del buen funcionamiento de los sistemas agrarios.
