Diferentes organizaciones ecologistas denuncian la proliferación de la mosca negra y la ausencia de caudales en los ríos del sureste madrileño
Redacción/. “Todos los años en primavera vuelven las molestias por las picaduras de insectos, las quejas de los vecinos, las fumigaciones inútiles pero peligrosas, la indiferencia de la Administración regional, más biodiversidad que se perderá…”, lamentan la Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono (ARBA), la Asociación Ecologista del Jarama ‘El Soto’, Ecologistas en Acción, el Grupo de Acción para el Medio Ambiente (GRAMA) y Jarama Vivo que exigen se ponga en marcha un plan comarcal y medidas urgentes para regenerar el cauce del río Jarama y otros de la zona.
Las organizaciones ecologistas están promoviendo una campaña de iniciativas institucionales, en ayuntamientos y en la Asamblea de Madrid, para que la Comunidad de Madrid adopte, entre otras, las siguientes medidas: que el Canal de Isabel II respete la legislación de aguas en la gestión de caudales en los embalses de cabecera, garantizando anualmente desembalses controlados en primavera que arrastren la vegetación acuática donde se desarrollan las larvas de mosca negra, y al tiempo regeneren los cauces de los ríos madrileños como prevé la Directiva de Aguas; un Plan Comarcal frente a la plaga de la mosca negra y otras especies, basado en criterios científicos, que se fomente la recuperación de especies insectívoras, cambios en los regadíos agrícolas, etc.; y el fin a las fumigaciones, reduciendo su empleo a situaciones y autorizaciones excepcionales.
“Las periódicas quejas de los vecinos provocan la habitual reacción de los gestores municipales: fumigar. Fumigar los ríos, aunque se haga con biocidas selectivos como el conocido Bacillus thuringiensis, es un riesgo inútil y poco eficaz porque es imposible aplicar sobre todo el ecosistema fluvial donde prosperan estas larvas (más de 70 km de los ríos Jarama, Henares, Manzanares, Tajo…), pero esas aplicaciones, y los plaguicidas empleados en la agricultura, son una amenaza para la supervivencia de numerosas especies de insectos. En la actualidad ya no es fácil ver en el valle del Jarama saltamontes, mariposas, libélulas, polillas, grillos…”, advierten los ecologistas.