De vuelta al rutina con una crítica ambiental


Es un ejercicio muy recomendable observar cómo se protege el medio natural más allá de los límites de nuestra Comunidad de Madrid 

Opinión de El Guadarramista
Por Jonathan Gil Muñoz (Director)
Terminadas las vacaciones de verano, toca volver a la rutina diaria. El recuerdo de muchos de los momentos que hemos vivido durante nuestros días de asueto estivales nos van a acompañar sin duda durante al menos este mes de septiembre. Algo, que nos va a ayudar a sobrellevar el retorno al trabajo, lo que nunca está de más para superar las primeras semanas.

En este sentido, cuando viajo o me voy de vacaciones mantengo todo lo que puedo los ojos abiertos para comparar el trato que recibe el medio ambiente en los lugares por los que paso y compararlo con el que se dispensa en el lugar donde vivo, es decir, en la Comunidad de Madrid. Durante las vacaciones de este año, he tenido la suerte de disfrutar de las playas andaluzas que miran al Mediterráneo y de sus pueblos de interior. Además de un largo listado de hitos históricos incomparables, me ha resultado especialmente interesante la enorme variedad de paisajes que ofrece esta región de nuestro país. Lo que a buen seguro habrán descubierto también muchos conciudadanos que, debido a la pandemia, no han abandonado nuestras fronteras y han optado por el turismo nacional, una opción por la que deberíamos apostar mucho más.

“Cuando viajo mantengo los ojos bien abiertos para comparar el trato que recibe el medio ambiente en los lugares por los que paso”

El caso es que allí donde he podido parar para realizar la visita obligada -o darme un chapuzón- he podido comprobar lo dispar que puede llegar a ser nuestro comportamiento. Mientras que algunas personas se cuidan de no dejar ningún rastro de su paso por la playa, otras, sepultan sin pudor las colillas de los cigarrillos bajo pequeñas montañitas de arena. Mientras que unos esperan a llegar a una estación de servicio u otro lugar para depositar las basuras en los contenedores adecuados, otros arrojan los residuos por las ventanillas del coche sin ningún escrúpulo. Basta con echar un ojo a las cunetas para ver la enorme cantidad de mierda que acumulan, pero ojo, que es algo que se puede ver en cualquier punto de España. Y otra puntualización importante: no son los turistas los únicos responsables, que los lugareños también tiene su buena parte de culpa.

Y luego me ha llamado la atención otra cosa que también me gustaría compartir con los lectores de este diario digital. Hay ayuntamientos costeros que han hecho un pequeño esfuerzo para recuperar parte de la fauna y flora autóctona de nuestras playas. Digno de agradecer, pero que se queda en nada cuando observamos que otros lugares existentes en esas mismas playas son abandonados a su suerte, siendo hoy por hoy espacios degradados donde se acumulan las basuras sin ningún tipo de control. ¿Miedo a cerrarlos al público? ¿Miedo a multar? Parece que esta es la razón que explica esa falta de compromiso y responsabilidad de muchas administraciones locales de nuestra costa, “es mejor no molestar a los que se dejan su dinero en nuestro pueblo”, pensarán los que ocupan los sillones de primeros ediles.

Ni mejor ni peor. En la Comunidad de Madrid también tenemos mucho de todo esto.

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