La trashumancia, una práctica ancestral de gran valor histórico, es reconocida por los muchos beneficios ecológicos y sociales que conlleva
Redacción/. Sin fiesta, ni aviso previo a la población por las medidas impuestas por la pandemia, llegaron este fin de semana a Guadarrama las 1.100 ovejas y 200 cabras del rebaño que la Asociación Trashumancia y Naturaleza, traslada anualmente desde los pastos del norte, guiadas como siempre, por Jesús Garzón.
El sábado 17 de octubre, el rebaño trashumante y sus pastores abandonaron la localidad tras descansar, acompañados por cuantos quisieron mostrar su apoyo a esta tradición que tanto hace por un sistema de ganadería extensiva tan beneficioso para el medio natural. Una despedida en la que participaron además del alcalde, Diosdado Soto, y el concejal de Medio Ambiente de Guadarrama, Fernando García, la exconcejala Leonor Villazala, integrante de la Asociación Trashumancia y Naturaleza y principal activista en la localidad del reconocimiento a esta tradición.
Se ha tratado de la 27 edición, este año en circunstancias especiales, de una celebración con la que la Asociación Trashumancia y Naturaleza reivindica la preservación y conservación de las vías pecuarias, declaradas bien de dominio público desde el año 1995, y que, sin embargo, hoy en día se encuentran en un estado preocupante de degradación, usurpación y abandono, limitando su buen uso para los pastores trashumantes y el disfrute de la población.