El galápago europeo en la Sierra de Guadarrama


20 años trabajando para la conservación de una especie amenazada 

el Mirador
Por Alberto Álvarez, Enrique Ayllón y César Ayres. Asociación  Herpetológica Española. Programa de Conservación del Galápago Europeo en la Comunidad de Madrid.
Dos son los galápagos presentes en la Comunidad de Madrid. Uno de ellos, el galápago leproso, es un generalista que se adapta perfectamente a los cambios ocasionados por el ser humano; embalses, aguas eutrofizadas… No hay problemas para ellos. Sin embargo, la otra especie, el galápago europeo, mucho más selectiva en cuanto al hábitat y mucho más sensible a pequeños cambios en el ecosistema, se halla en peligro de extinción.

Corría el año 2000 y nadie prestaba atención a la conservación de uno de nuestros vertebrados más amenazados, el galápago europeo. En ese año se inició una línea de trabajo entre la Asociación Herpetológica Española (AHE) la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid, colaboración que ha venido desarrollándose sin pausa hasta hoy y que nos permite mirar con optimismo al futuro de esta especie tan amenazada.

“El principal grupo de efectivos del galápago europeo se encuentra localizado en la Sierra de Guadarrama

Durante estos veinte años se ha llevado a cabo un intenso trabajo. En primer lugar, los esfuerzos se centraron en realizar un completo trabajo de campo para conocer la distribución de la especie. Gracias a ello, a fecha de hoy conocemos con precisión las poblaciones de esta especie, cuyos principales efectivos (aunque no los únicos) están en la Sierra de Guadarrama. Para conocer con precisión los lugares de alimentación, puesta e hibernación se realizó un novedoso trabajo de radioseguimiento, una herramienta que hasta entonces se había utilizado en aves pero no en reptiles.

Galápago europeo equipado con un sistema de radioseguimiento. Foto: Alberto Álvarez.

Posteriormente, nos centramos en evaluar las amenazas a que se enfrentaban: destrucción de su hábitat; falta de conectividad entre poblaciones; expolios; competencia con especies exóticas invasoras y enfermedades emergentes. Una vez identificadas las amenazas, pasamos a la acción. En estos años se han creado o acondicionado decenas de charcas para la especie. También se han extraído cientos de ejemplares de galápagos exóticos que competían directamente con nuestros galápagos. También, desde la Consejería de Medio Ambiente se han acometido programas de lucha contra otro gran enemigo de la biodiversidad madrileña, el mapache, otra especie exótica invasora. Los mapaches son grandes depredadores de puestas de galápagos.

También se ha realizado una completa labor de investigación sobre los requisitos para la reproducción en cautividad de la especie, por si en algún momento fuese necesario recurrir a ella. Hemos aprendido cómo hacerlo, y aunque no es necesario a fecha de hoy, si en el futuro se necesitase podríamos poner en marcha un programa similar al que se ha realizado con otros animales, como el lince o el quebrantahuesos.

“Se han extraído cientos de ejemplares de galápagos exóticos que competían directamente con nuestros galápagos”

En colaboración con los Agentes Forestales y cuerpos de seguridad del estado se ha luchado contra el expolio en poblaciones especialmente sensibles, a las que traficantes de animales acudían a capturar galápagos para su venta ilegal. Todas estas actuaciones se han completado con programas de educación ambiental, tan importantes como las actuaciones anteriormente enumeradas.

El investigador Alberto Álvarez en un hábitat ocupado por el galapago europeo.

A fecha de hoy, la población de galápago europeo es una de las mejor conocidas de toda la península, y cuenta con efectivos suficientes para garantizar su conservación a medio plazo. Pero es importante que no bajemos la guardia; nuevas amenazas nos acechan. Se ha detectado que determinados patógenos, vehiculados por galápagos exóticos procedentes del comercio de animales, pueden llegar a nuestros galápagos ocasionando graves mortalidades. Como vemos, ninguna especie está libre de los peligros de la globalización.

Y por último, como siempre decimos, si ves un galápago en el campo no lo cojas (a no ser que esté en peligro); no necesita nada, sólo que le dejes tranquilo. Estaban aquí mucho antes de que los mamíferos llegasen, y seguramente seguirán cuando nos hayamos ido.

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