Valoración del estado actual de los humedales protegidos de la laguna de San Juan, Casasola y San Galindo
el Mirador
Por José Ángel Macho Barragués, naturalista
El río Tajuña nace en los yermos terrenos cercanos a la localidad alcarreña de Maranchón para recorrer entre barrancos y parameras la provincia de Guadalajara hasta entrar en la Comunidad de Madrid por la localidad de Ambite, durante su último tramo, en las localidades de Chinchón y Titulcia antes de verter sus aguas en el río Jarama, forma una extensa vega que tiene un gran atractivo paisajístico y ecológico.

Cortados típicos de la zona. Foto: José Ángel Macho Barragués.
Se trata de un entorno natural catalogado como ZEC, zona especial de conservación bajo el nombre de ‘Vegas, cuestas y paramos del sureste de Madrid’. Entre sus principales atractivos destacan los humedales de la laguna de San Juan, Casasola y San Galindo, tres espacios naturales protegidos por la Comunidad de Madrid incluidos en el Inventario Nacional de Zonas Húmedas.
Laguna de San Juan
Distinguimos entre ellas el refugio de fauna de la laguna de San Juan y su entorno por ser el de mayor tamaño con una superficie de 47 hectáresas y estar mejor conservado. Este humedal se encuentra acompañado de un cantil compuesto por margas y yesos que sirve de resguardo a la propia laguna y a las rapaces que la vigilan. Formada en su origen por la colmatación de restos vegetales y animales en el fondo de una depresión, sus recursos naturales han sido explotados desde tiempos pasados, existen ruinas y se han realizado diferentes hallazgos de civilizaciones prehistóricas como la íbera.
Históricamente con una larga tradición cinegética a sus espaldas por la gran afluencia de aves acuáticas, también se usaron sus carrizos como combustible para los hornos de yeso que existían en la zona. Actualmente tiene una lámina de agua considerable y está rodeada por un margen grueso de espadañas, carrizo y juncos principalmente.
Dispone de una caseta pública habilitada para observar aves desde donde es relativamente fácil contemplar el vuelo huidizo de la gallineta común o sentir el acecho del aguilucho lagunero. También encontramos una serie de paneles informativos en un estado de deterioro avanzado, por cierto. Mamíferos como el zorro o la garduña también se dan en este lugar ya que se han registrado rastros durante la visita.
Privilegiado entorno natural
Se trata de uno de los mejores lugares de la Comunidad Madrid para observar fauna salvaje, relativamente bien conservado y limpio, por lo que es necesario hacer un esfuerzo y seguir luchando para que siga lleno de vida. Es de destacar las acertadas actuaciones de conservación y mejora que se llevaron a cabo cuyo resultado final está siendo satisfactorio ya que este ecosistema esta totalmente naturalizado.
Plantación de arboles autóctonos como tarays o sauces, eliminación del exceso de carrizo, construcción de islas artificiales para nidificación o la creación de una presa para evitar las pérdidas de agua son algunas de estas actuaciones.
Las lagunas de Casasola y San Galindo
Atravesando la carretera M-517 a través de una pista forestal dirección noreste recorremos los campos de cultivo de Chinchón, donde entre plantaciones de ajos, restos de maizales y viñedos asoman en un cantil los restos del Castillo de Casasola, a sus pies otro humedal protegido, la laguna de Casasola. Se trata de un pequeño espacio que apenas tiene agua donde sólo se distingue una gran masa de carrizo.
Siguiendo por la misma pista hasta llegar a un cruce giramos a la izquierda cruzando el rio Tajuña, lleno de basura en este punto por cierto, hasta llegar a otra gran masa de carrizal, se trata de la laguna de San Galindo, escoltada por una pequeña chopera, su lámina de agua se reduce a un lodazal, junto a ella la ermita de San Galindo. El perfil Este siempre quedará limitado por los eternos cantiles yesiferos donde sólo crecen especies gipsícolas como atochas, espartos y albardines, todos ellos con una distribución muy heterogénea.
Un necesaria protección medioambiental
Desde aquí solicitamos una mayor atención a estos dos humedales prácticamente extintos cuya notoriedad sería recuperable si intervinieran las autoridades pertinentes. Los cultivos intensivos con un uso no racional del agua, la contaminación y el cambio climático son algunos de los factores que han llevado a estos dos humedales a una situación actual de abandono, degradación y alta vulnerabilidad. Es necesario dar a conocer su estado y concienciar a las personas para conservarlos en el futuro y disfrutar de estos espacios llenos de vida en un maravilloso Madrid rural lleno de naturaleza e historia.