Víctima del vandalismo y la masificación, la situación de este entorno natural se hace insostenible
Opinión de El Guadarramista
Por Pablo Esteban (Subdirector)
No es nuestra, señores. No somos los dueños de La Pedriza. A algunos –los menos higiénicos– parece que no les ha quedado lo suficientemente claro. Este extraordinario paraje atraviesa por uno de sus momentos más críticos. La extrema suciedad y la escasa seguridad que padece, provocadas por las continuas e irresponsables visitas que acoge semanalmente, ha llevado a esta comarca a una situación comatosa. ¿No va siendo hora de que todos tomemos medidas?
Sólo unos vándalos podrían ser capaces de convertir La Pedriza, integrada en el Parque Nacional de Guadarrama, en el vertedero que es hoy. Ignorancia y gamberrismo son viejos amigos. Suelen darse la mano y su maldita herencia contamina mortalmente el entorno. Pintadas, basuras, baños ilegales, polución… Estas son sólo algunos de los atentados que este entorno natural lleva sufriendo en los últimos tiempos por unos desalmados.
“Sólo unos vándalos podrían ser capaces de convertir La Pedriza, integrada en el Parque Nacional de Guadarrama, en el vertedero que es hoy”
Los barros de una precaria educación traen hoy los sucios lodos del incivismo. La educación es la base de nuestra civilización y así será por los siglos de los siglos. Mal que les pese a los privatizadores compulsivos. Mientras el cuidado del medio ambiente siga siendo considerado una lección de segunda categoría, casi residual, la naturaleza estará peligro. Estamos jugando a la ruleta rusa y tenemos todas las cartas para perder.
La Pedriza, uno de los escenarios más representativos de la Comunidad de Madrid, está siendo maltratada por sus vástagos. Un espacio único por su historia, por su belleza paisajística, por su biodiversidad y por la riqueza de su geografía ha sido agredido una y otra vez, hasta convertirse en un pseudo parque de atracciones. Los salvajes inundan este emblemático lugar con merendonas, grafitis y tumbonas hasta asfixiarlo. El ocio siempre debe estar por detrás del medio ambiente.
Cuestión distinta es el lamentable espectáculo que protagonizan las distintas administraciones para evitar mancharse las manos. El Ayuntamiento de Manzanares El Real, la Comunidad de Madrid, el Organismo Autónomo de Parques Nacionales y la Confederación Hidrográfica del Tajo son sólo algunos de los elementos de este tutifruti que se indigesta a cualquier ciudadano con algún escrúpulo. Bajo este caos de autoridad y responsabilidad, La Pedriza yace moribunda.
“Los salvajes inundan este emblemático lugar con merendonas, grafitis y tumbonas hasta asfixiarlo”
Eso sí, los que nunca fallan son los colectivos ciudadanos. SOS Pedriza es el mejor ejemplo. Todo el coraje, el compromiso y la responsabilidad que añoramos en las administraciones lo emiten a chorros las asociaciones populares. Eso sí es pedagogía. Más pública, imposible. En trances así es inevitable plantearse la necesidad de nuestro sistema actual de representación política. Pero es otro tema. Lo crucial ahora es salvar La Pedriza. Otra cosa, sería imperdonable.
Una respuesta a “La agonía de La Pedriza”