Estudio sobre la presencia de siete especies de flora en la Cuenca Alta del Manzanares
Opinión de El Guadarramista
Por Pablo Esteban (Subdirector)
Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol. No hay mejor forma de iniciar esta breve columna que con esta declaración de intenciones firmada por Martin Luther King. Y es que, una iniciativa del calado medioambiental como la que ha puesto en marcha la asociación Reforesta, no se merece nada menos. Pocas veces somos conscientes de la importante labor que realizan en nuestro entorno las asociaciones conservacionistas. Desde este rincón verde, nuestro más sincero reconocimiento y agradecimiento eterno.
Pues bien, se trata de un estudio sobre la presencia de siete especies de flora en el Sistema Central. En concreto, aborda la existencia de quejigo (Quercus faginea), quejigo híbrido (Quercus x welwitschii), morrionera (Viburnum lantana), cornejo (Cornus sanguinea), hierba pincel (Staehelina dubia), aligustre (Ligustrum vulgare) y genista de los tintoreros (Genista tinctoria) en los amplios territorios ácidos de la Cuenca Alta del Manzanares. Un descubrimiento de incalculable valor y profunda responsabilidad.
“Pocas veces somos conscientes de la importante labor que realizan en nuestro entorno las asociaciones conservacionistas”
Las pequeñas poblaciones existentes de estas especies aumentan la diversidad florística del Alto Manzanares, y merecen una férrea protección a la que este informe pretende contribuir a través de un mejor conocimiento de las mismas. Es exigible a nuestras administraciones que se profundice en este estudio y se apueste de una vez por todas por la rica variada flora que rodea nuestra región. Un abrazo natural de árboles y arbustos que, lejos de causar enfermedades y rechazos como la polución de las grandes urbes, favorece la vida saludable y próspera.
Hace unas semanas traíamos a este mismo apartado otro ejemplo de investigación local, pero de alcance global que se está desarrollando en nuestro entorno: un estudio científico en la laguna Grande de Peñalara sobre el cambio climático. No cabe duda de que la Sierra de Guadarrama encierra una serie de condiciones climáticas y sedimentarias que favorecen este tipo de exploraciones. Se estudia aquí, pero los resultados son aplicables al mundo entero. No soy muy fan de alardes chovinistas, pero menos aún de infravalorar nuestra riqueza paisajística. Pura suerte contar con ella, pura voluntad su desarrollo y protección.
“No cabe duda de que la Sierra encierra una serie de condiciones climáticas y sedimentarias que favorecen este tipo de exploraciones”
Por ello, debemos remar todos en la misma dirección. Instituciones, asociaciones, científicos y ciudadanos. Tenemos un tesoro, con el que, además, podemos colaborar a mejorar la biodiversidad en otros lugares del mundo. Un estudio en la Cuenca Alta del Manzanares cuyos resultados son extrapolables a cientos de miles de kilómetros. Es un milagro en el que estamos obligados a involucrarnos. No podemos dejar pasar la oportunidad de mejorar nuestro entorno y el de otros ciudadanos del mundo. Las asociaciones y los científicos ya están cumpliendo. Unámonos a ellos. Con un “gracias por todo vuestro trabajo, compañeros”, delante. Por descontado.