La Jarosa es un conocido destino del ocio madrileño, de campo y merendero
En rutaPor Felipe Colorado Lobo
La Jarosa es un conocido destino del ocio madrileño, de campo y merendero. Innumerables celebraciones han elegido el escenario de sus magníficos bosques y su bello embalse. La cercanía a Madrid justifica su popularidad y sus numerosas visitas. Su entorno boscoso, cuajado de torrentes que alimentan el embalse, también permite degustar un relajado senderismo cultural e histórico.
La ruta que nos ocupa se denomina la senda de ‘El bosque plateado’. Poético apelativo para esta excursión, perfectamente señalizada, con carteles explicativos que nos retrotraerán en el tiempo. Hasta una época de aprovechamiento silvícola, de la segunda masa arbórea de pino laricio más longeva de nuestra piel de toro.
Inicio
Atravesando el pueblo de Guadarrama, viniendo desde Madrid, hay que seguir las indicaciones hacia el embalse de la Jarosa. Llegados al bosque, se sigue una serpenteante pista hasta la zona habilitada como aparcamiento. Desde allí parte nuestro recorrido circular. Veremos un panel informativo que nos detalla toda la marcha y nos anticipa los seis hitos informativos, situados en lugares de interés botánico, rural o paisajístico.
“Veremos un panel informativo que nos detalla toda la marcha”
Recomiendo hacer una foto para poder retomar las detalladas explicaciones y poder disfrutar mejor de los aspectos culturales del sendero. Dejaremos el aparcamiento y el panel para tomar la pista asfaltada y recorrerla durante unos minutos hasta el segundo desvió a la derecha; camino conocido como ‘calle de los Álamos’. Seguiremos durante medio kilómetro un bonito sendero paralelo al arroyo, que acabará uniéndose de nuevo con la calle de los Álamos.
Siguiendo adelante, observaremos restos de construcciones de la Guerra Civil. Los paneles, numerados del uno al seis, nos irán informando del clásico aprovechamiento del pinar: cargaderos de troncos y oficios relacionados con el aprovechamiento de la resina o las piñas. Siguiendo recto, sin tomar desvíos, llegaremos a un segundo arroyo, que, según condiciones, puede bajar con buen caudal.
Final y retorno
Una ascensión relajada nos acerca a una pradera, un robledal y un bosque mixto de pinos silvestres y laricios. Precisamente al color de las cortezas de los laricios debe su nombre la ruta. Si perseveramos en nuestra subida llegaremos al corazón de ‘el bosque plateado’ con venerables ejemplares de laricios de más de quinientos años. Tras llegar a la pradera de la Covacha, se inicia el hemiciclo de retorno sin desviarse en ningún momento.
“Precisamente al color de las cortezas de los laricios debe su nombre la ruta”
En un tiempo estimado de cuatro horas y media estaremos de regreso en el aparcamiento. Caso de querer volver sobre nuestros pasos, el camino de retorno ya nos es conocido.