La comarca del Guadarrama alberga un rico y variado colectivo de artesanos que reivindica su lugar en tiempos de crisis
`Opinión de El Guadarramista´ Por Jonathan Gil Muñoz (Director)De hace un tiempo a esta parte estamos observando cómo en los pueblos de la Sierra es cada vez más común la celebración de mercados de artesanía y productos ecológicos. En estas pequeñas ferias, que suelen durar un día o dos días al mes, podemos encontrarnos con un abanico amplio de productos que dejan entrever el enorme tejido alternativo existente. Todo producido por personas que en muchos casos son los últimos representantes de unos oficios en peligro de extinción.
Este pujante mundo artesanal se está convirtiendo en una alternativa en estos duros tiempos de crisis. Muchas de los vendedores que ocupan los puestos en los mercados serranos son originarios de la gran ciudad. Su historia casi siempre es la misma, cansados de la urbe la abandonan buscando el contacto con la naturaleza, con el firme propósito de ganarse la vida de otra forma, más en sintonía con el medio y, sobre todo, de una forma diferente a como lo hacían antes, más sencilla, si se quiere ver así, pero más sincera. También hay muchos jóvenes artesanos que practican su oficio en el pueblo que les vio nacer.
Este cambio explica en gran medida el auge que han experimentado los mercados artesanos y de productos tradicionales. Tanto es así que raro es el municipio que no cuenta con una de estas citas en su agenda de eventos mensuales. Cuando nos acercamos a uno de ellos nos damos cuenta de que muchos se han decantado por el autoempleo verde, que puede sonar muy bonito pero no es para nada sencillo. Aun con todo la Sierra de Guadarrama, en sus dos vertientes, está viendo cómo a medida que pasa el tiempo se fortalece y crece este colectivo, extensible a toda la Comunidad de Madrid.
Las grandes superficies, el gran competidorLa Sierra de Guadarrama, está viendo cómo se fortalece y crece este colectivo
La competencia con la que se encuentran estos productores alternativos es muy dura; las grandes superficies comerciales ofrecen, no una variedad ni calidad igualable, sino precios muy bajos. Es normal esta diferencia de precios, a nadie vamos a engañar, los que son elaborados de forma artesanal y sostenible, deben tener un precio en consonancia con la calidad del producto, único en todos los casos. De todos modos los productores alternativos tienen un aliado firme en los comercios locales que en sus vitrinas, estanterías y escaparates ofertan lo que nadie más puede, sellando un pequeño, pero con futuro, pacto económico.
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