Representan un pedazo de naturaleza en las zonas urbanas y, en los núcleos rurales más pequeños, una continuación de la misma
`Instantes´ Por Mar Pinillos y David Martín www.tenadadelmonte.es info@tenadadelmonte.esSi tenemos la suerte de tener uno en nuestra casa, podemos convertirlo en un pequeño oasis con unas recetas muy sencillas que atraerán fauna, a la vez que podremos hacer fotografías muy interesantes. Como ejemplo os vamos a poner nuestro huerto-jardín, donde solemos hacer fotos casi sin salir de casa. Aunque tenemos una pequeña superficie de césped, las plantas y arbustos son autóctonos. Así, contamos con rosales silvestres, aligustres, endrinos, espinos albares o jazmines silvestres.
Disponemos de una pequeña rocalla en la que tenemos salvias, tomillos, lavandas y dedaleras, una pequeña pila de granito con agua durante gran parte del año y el espacio para el huerto, cuyas plantas comparten espacio con un nogal, un ciruelo y un almendro, unas frondosas frambuesas y fresas. Todo esto en un espacio que no llega a los 100 metros cuadrados.
Los arbustos silvestres proporcionan una ingente cantidad de frutos en otoño que atraen a la avifauna local, que se atreve a acercarse cuando el hambre aprieta. No obstante, solemos colocar distintos comederos para atraer a estas aves como carboneros, herrerillos, petirrojos, colirrojos tizones, mirlos, currucas capirotadas… Posteriormente, en primavera y verano nos devuelven el favor combatiendo el exceso de insectos del huerto. En estos comederos, dispuestos en lugares estratégicos y cercanos a las ventanas, es fácil fotografiar a algunos de estos visitantes, como el herrerillo común de la imagen.
Posteriormente, en primavera y verano nos devuelven el favor combatiendo el exceso de insectos del huerto
Entre los arbustos autóctonos, como los rosales silvestres o escaramujos, podemos encontrar multitud de insectos, como el predicador (Empusa sp) de la familia de los mántidos, que se alimenta de otros invertebrados y que se diferencia de sus parientes por sus apéndices plumulados. A partir de la primavera, estos rosales se `adornan´ con las agallas producidas por otro insecto, en este caso por una pequeña avispa, que pone sus huevos en las hojas o ramas del rosal, produciendo La típicas bolas de filamentos verdes y rojizos y de las que en mañanas con rocío o tras una tormenta se pueden realizar fotografías de gran belleza.
En las flores de las estepas (Cistus laurifolius), nos encontramos con los sírfidos, pequeños dípteros que liban su néctar. Lo curioso de estos insectos es que adoptan el aspecto de himenópteros, como las abejas y las avispas y de esta manera confunden a los depredadores con su supuesta toxicidad (negro y amarillo, ¡Peligro!), un maravilloso ejemplo de mimetismo batesiano.
Lo curioso de estos insectos es que adoptan el aspecto de himenópteros
La zona de rocalla es un buen lugar para la presencia de lagartijas y la pila con agua permite que se puedan refrescar y buscar alimento entre los insectos que acuden a la misma. A veces puede ser visitada por otros reptiles, como este ejemplar juvenil de culebra de collar (Natrix natrix), que `cazamos´ mientras buscaba renacuajos.
Estos tan sólo son unos ejemplos de seres que habitan un pequeño jardín como el nuestro y que nos pueden proporcionar imágenes curiosas, fáciles de atrapar y que nos enseñan lo generosa que puede ser la vida en el jardín.