Restos de la Guerra Civil y de un pasado minero ligado a la industria bélica acompañarán a los senderistas en este nuevo itinerario
`En ruta´ Por Felipe Colorado LoboEste mes os presento una ascensión sin dificultad técnica a una cumbre que reúne grandes atractivos históricos, geológicos y paisajísticos; en la misma zona que recorrimos en la ruta anterior. De hecho, los más aguerridos podrían plantearse una travesía, bajando desde el collado de Lagasca hacia San Rafael e incluso desde el más alejado collado del Hornillo, enlazando con el GR 88 y tomando el ramal de descenso del sendero mencionado en `La sangre del bosque´.
Inicio de ruta
A pesar de su nombre de Camino del Vía Crucis, es razonablemente cómoda
Minería del wolframio Ya conocemos cómo toda la zona constituía línea frontal durante la Guerra Civil y de ahí proviene que Cabeza Líjar permanezca fortificada en la actualidad. Por fortuna ocupada hoy en día por un mirador y refugio. La pista que llega a Lagasca y se desarrolla desde allí en dirección SW cambia el nombre de Vía Crucis por el de Pista de la Mina. Este apelativo no es casual, aquí se practicaba la minería del wolframio, un mineral estratégico durante la segunda guerra mundial.Me permitiréis que me extienda un poco sobre el particular. El wolframio o tungsteno resultaba idóneo para endurecer los blindajes y para otorgar mayor poder de penetración a los proyectiles. Al finalizar nuestra Guerra Civil, el régimen nazi codiciaba ciertos recursos españoles. El gobierno franquista le debía mucho dinero por la ayuda prestada y Hitler puso sus ojos sobre las ricas minas de wolframio españolas, en especial las gallegas. Pero esa explotación no reportaba divisas solo la cancelación de deuda contraída, por lo que parte de esa producción se extraía de manera clandestina y se vendía en secreto a los ingleses, en medio de una serie de lances de espionaje y acuerdos comerciales secretos propios de una novela de Follet o Forsyth.
Hitler puso sus ojos sobre las ricas minas de wolframio españolas, en especial las gallegas
Como vemos, la cumbre que nos ocupa resultaba doblemente valiosa para las fuerzas republicanas, no solo les permitió rechazar a los nacionales hasta el final de la guerra (obligándoles a reactivar el frente Norte en la primavera del 37), sino también defendiendo sus minas en un tradicional terreno de bandoleros.
Ascensión Desde el collado Lagasca la Pista de la Mina recorre a media ladera la falda sur del monte ascendiendo hasta unos 1.700 m. Un fácil camino nos hará ascender a los 1.823 m. de Cabeza Líjar, con sus espectaculares vistas, sus fortificaciones y su gruesa pátina de historia. En total un recorrido de unos cinco kilómetros. Los que deseen prolongar la jornada senderista pueden seguir las sugerencias realizadas al principio o continuar por la pista, disfrutando de los bosquetes de pino silvestre y de las inspiradoras formas del granito.