Reproducimos a continuación el artículo de Antonio Sáenz de Miera publicado el 28 de julio en ABC
`el Mirador´ Por Antonio Sáenz de MieraHace unos días asistí a la defensa de una tesis doctoral sobre las consecuencias del cambio climático en los bosques del Guadarrama. Es un tema capital para nuestra sierra y para el planeta. Diego Ruiz Labourdette, el entonces joven doctorando y hoy ya doctor cum laude, no se anda por las ramas en sus preocupaciones académicas y personales. Va al grano, donde duele, ahí donde hay que tomar decisiones importantes.
En su tesis explica que en las montañas del centro y sur de la Península Ibérica se refugian muchas especies y variedades endémicas, y advierte, con datos y estadísticas, que ese rico patrimonio, único en Europa, podría llegar a desaparecer a causa del calentamiento global. Desde 1970 el Guadarrama no para de calentarse con los graves riesgos que una deriva así puede suponer para la naturaleza serrana y también para los paisanos que la habitamos. ¿Estamos realmente preparados para hacer frente a ese tremendo problema? Es una excelente tesis.
La defensa que tuvo que hacer de ella el doctorando, con evidente dominio de la situación y argumentos convincentes, tuvo su mérito. Aquello no fueron unos juegos florales. Las políticas de conservación que defiende el nuevo doctor son necesarias, difícilmente cuestionables.
Más discutibles son, a mi juicio, algunas de las medidas que propone como la prolongación del Parque hasta Somosierra y su enlace con un gran Parque Regional en el Macizo Oriental del Sistema Central… Pero para eso está la ciencia y los jóvenes investigadores: para abrir caminos y superar la frecuente visión localista de nuestros políticos. Tenemos un nuevo doctor para el Parque del Guadarrama, en la estela de los científicos de fuste que empeñaron su tiempo y su esfuerzo en el descubrimiento y la defensa de nuestra Sierra.
De esos que no eluden las preguntas y se comprometen a fondo con el trabajo que realizan. Doctores tiene la Sierra. Los necesita.