Su nombre popular a sus extremidades posteriores, un tubérculo negro que recuerda a una espuela
`Especiario´ Por Diego Gil MuñozHace unos días El Guadarramista se hizo eco del rescate en Valdemorillo de más de 3.000 anfibios que habían quedado atrapados, la mayoría gallipatos y sapos de espuelas. Éste sapo, rechoncho y corpulento (6 a 8 cm) tiene la cabeza grande y los ojos muy prominentes, lo que le confiere un aspecto inconfundible.
Hábitat
En nuestra Sierra de Guadarrama es bastante abundante, ocupando diversos ecosistemas serranos, pudiéndose encontrar hasta los 1.460 m de altitud. También gusta de terrenos muy secos con alguna charca de carácter estacionaria, así como cerca de otras de carácter permanente. Habita tanto zonas arboladas como despobladas de vegetación. No duda en habitar en áreas cercanas al hombre, como piscinas, estanques, fuentes, etc.
Reproducción
Utilizan para reproducirse tanto charcas como cursos de agua con poca corriente. El macho emite un canto, bajo el agua, semejante al cacareo de las gallinas. El amplexus (abrazo del amcho a la hembra) puede durar hasta 4 días, poco tiempo después aparecen metros de gruesos cordones con miles de huevos en su interior, pegados a la vegetación acuática.
Alimentación
El sapo corredor es un anuro de hábitos nocturnos. Durante el día permanece oculto en lugares frescos. Al anochecer sale de su guarida situándose a la salida de la misma a la espera de la llegada de algún insecto al que atrapar (artrópodos, coleópteros, etc.). Aunque no desprecia babosas, lombrices, a los que captura activamente al menor movimiento.
Curiosidades
Gustan de cavar en terrenos arenosos para construir su refugio. Las galerías pueden llegar a tener más de un metro de profundidad. Para ello se valen de sus famosas espuelas, utilizándolas a modo de palas.
Es una de las especies de anfibios más colonizadora, resisten en arroyos cuyas aguas proceden de desagües en la periferia de pueblos y ciudades. Estos lugares pueden llegar a presentar una capa de aceite superficial, incluso escombros, sin que a nuestro anuro le importe lo más mínimo.