El futuro del Parque Nacional del Guadarrama


`el Mirador´
Por Eduardo Martínez de Pisón, Catedrático de Geografía Física de la UAM
http://www.castellarnau.org

Dejemos a nuestro Guadarrama con las espaldas cubiertas. Ciérrese, pues, en positivo el largo y a veces desabrigado proceso de protección integral de la Sierra. Y que este Parque Nacional se inaugure con el propósito explícito de emprender la mejora de sí mismo.

A estas alturas debería ser innecesario decir que la Sierra de Guadarrama constituye una montaña llena de calidades naturales y paisajísticas, asistidas por una intensa aportación cultural, y que, por ello, constituye una prioridad la necesidad de guardar esos valores para bien de todos y por responsabilidad colectiva. Pero, por si acaso, arrancamos este escrito con su explícita afirmación.

El 17 de febrero de 2011 el Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid aprobó el documento conjunto con la Comunidad de Castilla y León de petición de declaración del Parque Nacional de las Cumbres de la Sierra de Guadarrama, solicitud que se ha de elevar en el siguiente paso al Ministerio de medio ambiente, medio rural y medio marino.

Sin duda es señal de que ha habido y aún está en curso un proceso concreto, científico, social y político, para lograr la salvaguarda de tales valores serranos. No se trata, pues, sólo de una voluntad para conseguirlo, sino de un procedimiento específico formal dentro de nuestras normas y categorías territoriales y de protección de espacios naturales. Estamos, pues, en la normalidad procesal, salvo por sus retrasos, vaivenes y algunas excesivas reacciones que, por cierto, no han sido los caracteres propios de otros lugares propuestos como Parques Nacionales, aunque acaso hubieran sido más explicables en ellos.

Sea como fuere, la puesta en marcha de ese procedimiento ha ido acompañada por vicisitudes y metas provisionales recurrentes que han alejado y reconfigurado el objetivo mientras iba pasando el tiempo. La primera iniciativa política de Gallardón, que se remonta a 2002-2003, se desdibujó pronto, la asistencia al proceso tuvo luego altibajos, el interés por él experimentó fluctuaciones, se alcanzaron en 2006 sus primeros resultados técnicos, pero se modificaron entretanto las normas estatales, lo que permitió abrir la fruta ocasionando que las propuestas fueran variando por nuevos acoplamientos, y su oposición navegó con llamativa facilidad por el radicalismo ideológico.

Pero hemos llegado a hoy, finalmente, con un proyecto último, un documento único de las dos autonomías con territorio en esta sierra, Castilla y León y Madrid, que rebasa el nivel regional para entrar en el nacional, como corresponde a un parque que lleva ese calificativo. Ahora, sus páginas contienen los resultados alcanzados, los veamos con crítica o con complacencia, y en ellos estriban las posibilidades no sólo de proteger el bien que representa el Guadarrama sino la de hacerlo en el rango adecuado. Al otro lado del río espera ya el ministerio para su examen. Esperemos que con más apego al Guadarrama que a una lectura intransigente de sus códigos, que ciertamente no ha usado para los demás Parques.

Leer el artículo completo publicado en la revista Desnivel.

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