Aún siendo muchos menos contaminante que la basada en el motor de combustión, esta modalidad también es la responsable de una importante huella de carbono
Opinión de El Guadarramista
Por Jonathan Gil Muñoz (Director)
La movilidad en nuestras ciudades ha evolucionado en los últimos años. Paulatinamente hemos visto cómo han ido desembarcando un gran número de empresas que ofrecen a los ciudadanos la oportunidad de moverse con vehículos eléctricos de alquiler. Primero fueron los coches, después las motos y por último los patinetes y bicis eléctricas. Sin duda esta movilidad denominada sostenible ha evitado la emisión de muchas toneladas de gases contaminantes a la atmósfera, pero también tiene sus puntos débiles.
En lo tocante a los patinetes eléctricos, ya sean de alquiler o privados, han sido protagonistas de trágicos accidentes en los que han llegado a morir atropellados viandantes tras ser arrollados por uno de esos patinetes que pueden alcanzar grandes velocidades, más aún si son trucados sus motores. Y luego, refiriéndonos a los de alquiler, no son pocas las quejas que han suscitado al terminar abandonados de cualquier forma en las aceras, por ejemplo. Pero también podemos hacer una reflexión que va un poco más allá: se están empezando a utilizar para cualquier desplazamiento, incluso para los cortos, cuando andar es muy beneficioso para la salud.
“Los patinetes eléctricos, ya sean de alquiler o privados, han sido protagonistas de trágicos accidentes”
Es un comentario que puede sonar a broma, pero con los niveles de obesidad que presenta la sociedad española, y los de casi todos los países del primer mundo, el que se pueda dejar de dar un paso no deja de ser preocupante. Como también lo es la concepción de que aquello que es eléctrico, hoy por hoy es poco menos que inmaculado desde el punto de vista de la huella de carbono. Esos coches, motos, patinetes, etc., con baterías, se recargan con una electricidad, la de la red, cuyo origen puede y es muy variado, incluyendo el gas, entre otras fuentes. Así que ya tan verde no es esa movilidad sostenible, sin contar que esas baterías contienen elementos que han sido extraídos de la tierra, con el impacto ambiental que conlleva, además del resto de materiales que se han utilizado para la construcción del esos medios de transporte.
Como ya ocurrió en su día por ejemplo con los vehículos diésel, a la sociedad actual se le está vendiendo una idea, un concepto, que no es real al cien por cien. Es verdad que el futuro va por ahí, es decir, por compartir, especialmente en las ciudades, vehículos eléctricos, pero no se nos puede decir que son inocuos para el medioambiente. Es verdad que son mucho menos contaminantes que los que utilizan carburantes fósiles, a la larga sobre todo, pero no es razón para que se nos oculte todo lo que hay detrás de de estos transportes eléctricos. Además, la verdadera apuesta para el futuro debería pasar por los medios de transporte eléctricos colectivos, que de eso no se habla todo lo que se debería por los muchos lobbies que existen en el mercado.
“Como ya ocurrió en su día con los vehículos diésel, a la sociedad actual se le está vendiendo una idea que no es real al cien por cien”
Revisemos de forma crítica todo aquello que se nos dice para poder tener un criterio propio y razonado, especialmente en todo aquello que tiene que ver con la conservación del medioambiente, en un tiempo en el que el greenwashing, es decir, crear una imagen ilusoria de responsabilidad ecológica, está a la orden del día.
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