Un paraíso natural poblado por jabalís, gamos, ciervos, diferentes especies de aves como rapaces mediterráneas y anfibios como el sapo corredor
En ruta
Por José Ángel Macho Barragués
A finales de septiembre y principios de octubre sucede un hecho asombroso y espectacular en la naturaleza española, la berrea. Este singular acontecimiento ocurre durante el celo del ciervo común, mítico ungulado de la fauna ibérica, y consiste en la emisión de un grito desgarrador de llamada dirigido a las hembras, que emerge sobretodo al atardecer o durante la madrugada cuando el paisaje está dominado poéticamente por dos luces.

Monte de El Pardo. Foto: José Ángel Macho Barragués.
Pues bien, este hecho se puede contemplar y disfrutar cómodamente en el Monte de El Pardo. Apuntar que este paraje natural madrileño gestionado actualmente por Patrimonio Nacional está en más de un 90% de su superficie limitada por un vallado que la aísla del medio urbano. Es en la parte noroeste de la capital madrileña donde se sitúa este magnífico ejemplo de bosque mediterráneo salteado de praderas y ejemplares centenarios de encinas cargadas de bellotas cuya silueta resultaría digna de El hombre y la Tierra.
Es en la parte noroeste de la capital madrileña donde se sitúa este magnífico ejemplo de bosque mediterráneo
Este árbol legendario de nuestra península está asociado irremediablemente a las dehesas, paisajes llenos de tradición con una gran importancia económica y social que han sido explotados desde tiempos ancestrales por diferentes pueblos, donde han acudido para alimentar y resguardar el ganado u obtener recursos como el corcho y el carbón.
En este paraíso natural se dan cita jabalís, gamos, ciervos, diferentes especies de aves tanto rapaces como típicas del bosque mediterráneo, reptiles como la huidiza culebra de escalera o anfibios como el escurridizo sapo corredor. Entre la vegetación a parte de las encinas, se alternan retamas, zonas de pastos, pinos y en menor medida alcornoques. Junto al curso del río Manzanares, que atraviesa el propio bosque, aparecen especies vegetales típicas de ribera; en sus aguas pueden verse ejemplares de ánades como el cisne vulgar y peces como el barbo aportan vitalidad y grandeza al paisaje.

Monte de El Pardo. Foto: José Ángel Macho Barragués.
Para disfrutar de este acontecimiento se recomienda llegar a la carretera que conecta el pueblo de El Pardo con el barrio de Fuencarral (M-612) ya sea en coche particular o transporte público y dirigirse a la parte norte de este pequeño tramo donde se podrá recorrer pausadamente una senda fácilmente transitable durante unos pocos kilómetros que acompaña paralelamente la verja que ‘protege y cuida’ esta dehesa madrileña que hay que conservar, por supuesto, pero que nos gustaría poder disfrutar más a todos ya que es patrimonio de todos y no de unos pocos.
Un tramo donde se podrá recorrer pausadamente una senda fácilmente transitable durante unos pocos kilómetros
Entretanto, nos conformaremos, asombrosamente cual zoo, con ver a los jabalís hozan tranquilamente mientras ciervos de hasta 16 puntas berrean y los gamos comen directamente pan duro de la mano de los visitantes.
Una respuesta a “La Berrea y la verja del Monte de El Pardo”