Impresiones in situ del impacto de las últimas medidas establecidas para conservar este enclave natural de la Sierra de Guadarrama
el Mirador
Por José Ángel Macho Barragués, naturalista
Si pensamos en un lugar emblemático de la Sierra de Guadarrama, uno de los primeros sitios que se nos viene a la cabeza es sin duda alguna La Pedriza. En gran parte debido a su fama, su proximidad a la ciudad de Madrid y sus refrescantes aguas, ha soportado durante muchos años una presión por parte de sus visitantes fuera de lo normal y altamente desorbitada.
Tras años y años de abandono, las autoridades pertinentes decidieron hace unos meses tomar una serie de medidas entre las que destacarían acotar los horarios de acceso al aparcamiento de Canto Cochino, regularizar la pernoctación de vehículos en todos los aparcamientos de su interior, prohibir el baño en las aguas que la recorren y otra serie de normas encaminadas a la protección de un entorno devastado.
Una vez llegados a este punto, comenzaron los debates políticos entre unos y otros, las quejas y protestas de hosteleros, empresarios, domingueros y vecinos del cercano Manzanares El Real. Por fin un espacio natural en boca de todos apareciendo en los medios de comunicación aunque fuera por la polémica creada en torno a las medidas de protección que se habían llevado a cabo.
La actualidad y la realidad que ha percibido este fin de semana el que escribe, por cierto, un asiduo y orgulloso desde su juventud de tan bello paraje madrileño, es que todas estas medidas han servido para mejorar la limpieza del entono, establecer una armonía constante entre la naturaleza y el ser humano, regenerar espacios degradados, establecer un ambiente de naturaleza que se respira desde el primer momento en que se cruza la barrera de acceso, ver restaurantes con aire montañero llenos de gente, concienciando y educando a la gente que La Pedriza solamente hay una y hay que preservarla nos guste o no.
Es la ocasión perfecta para romper una lanza a favor de las personas que decidieron en su día proteger tan singular paisaje desde la cómoda posición de sus sillones y perder aunque fuera unos minutos en atender el grito desesperado de este entorno granítico lleno de historia independientemente de su signo político.
Gracias por librarnos de desaprensivos que se lanzan a pozas desde mas de 5 metros de altura, sombrillas, basura, discotecas móviles, gente que no respeta la naturaleza, basura, charcas en las que se bañan 40 personas a la vez y mas basura. Los bosques, montañas, cabras montesas, truchas, anfibios, zorros y visitantes racionales estaremos siempre agradecidos, aunque nunca dejaremos de luchar por nuestra querida Pedriza porque aún nos queda mucho trabajo para mejorar e inculcar valores que vayan encaminados a proteger la naturaleza y el medio ambiente.
Una respuesta a “El ‘resurgir’ de La Pedriza”