S. Gallardo/. La lechuza común es un ave amiga de la noche y excelente protector de cultivos pero cuya población no ha dejado de menguar. Por ello, ha sido la elegida para la cría campestre o hacking en una finca de Villa del Prado. Según cuenta Ignacio Velázquez, tutor de esta experiencia en colaboración con Brinzal, construyó un nido donde introducir unas crías de entre 28 y 50 días. Era imprescindible que no estuvieran en contacto con su cuidador y se dieran las condiciones para que los pollos aprendieran a autorregular su temperatura.
Así, acomodó el pasado mes de mayo las cinco primeras crías y, unos días después, otros dos ejemplares. Poco a poco, las crías se han emancipando.