Santa Águeda

“Cada 5 de febrero manda la mujer, aunque dice mi amigo Ulpiano que la suya manda todo el año”

`El Baúl´
Jesús Vázquez Ortega

Trajes regionales, alegría y veneración en recuerdo de la santa mártir, fiesta de gran arraigo en la provincia de Segovia, que reúne por estas fechas al colectivo femenino. Llueva, nieve o haga frío, ninguna Águeda falta a la cita con su patrona, tras las casi dos horas que lleva vestirse con  la indumentaria típica, e iniciar el día con las clásicas jotas locales, entre las que no puede faltar nuestra entrañable Respingona.

A lo largo de la mañana, el grupo recorre calles y plazas, solicitando algún donativo para la cofradía al son de la dulzaina y el tamborily más vale no negarse. Luego, al mediodía, se celebra un aperitivo en el que reina el ambiente distendido, sembrado de algunos comentarios y chanzas no indicadas para maridos susceptibles, cuyo sino en esta jornada es bucear por las procelosas profundidades de la despensa, lugar ignoto que encierra mil y un misterios para los poco virtuosos del arte culinario.

Al llegar la tarde se continúa danzando en un itinerario a lo largo del pueblo, que finaliza con la visita de precepto a la iglesia, para llevar  a cabo la ofrenda floral a la imagen de  la santa y en la que las cofrades reciben la bendición de manos del párroco.

Tradición  recuperada

Si bien nunca ha llegado a perderse, la conmemoración de Santa Águeda pasó tiempo atrás por momentos delicados, en buena parte por ser vista como un  acto reivindicativo poco acorde con la coyuntura social de la época.

No obstante algunas mujeres mantuvieron viva la costumbre de honrarla, dentro de los cánones que imperaban, hasta que nuevos aires de índole cultural y moderna, renovaron e incluso relanzaron la festividad, calando profundamente entre las jóvenes, y por ende otorgó a la celebración una dimensión muy atractiva de cara a la promoción turística, destacando meritoriamente los actos que se desarrollan en el segoviano pueblo de Zamarramala, declarados de interés nacional, y a los que anualmente asisten como invitados personajes de la escena política y social.

La fiesta zamarriega

A diferencia de otras localidades, el programa abarca cuatro días de festejos y comprende una gran variedad de eventos, dando comienzo con la visita de las alcaldesas al regidor de la capital, quien les hace entrega del bastón de mando. Posteriormente tiene lugar el nombramiento de las alcaldesinas, de éste modo se acerca la tradición a las más pequeñas del municipio, futuras protagonistas de la fiesta.

Una de las ceremonias más estéticas es la procesión del domingo, en la que los abanderados casado y soltero juran en honor a la santa, con la figura del Alcázar como mudo testigo de la promesa. No puede faltar la degustación del embutido de la tierra cocido en vino, que suministra fuerzas  para continuar con el baile hasta que se lee el pregón, a cuyo fin sigue la quema del pelele, momento divertido que da para muchas glosas de tono jocoso.

De las muchas señas de identidad que caracterizan la fiesta de Zamarramala, son destacables las distinciones que se otorgan en cada edición, divididas en tres clases;

  • Aguederas Honorarias, que reconoce el trabajo personal en pro de esta celebración.
  • Matahombres, lejos de lo que pueda parecer, es un alfiler que se prende en el traje, adminículo que antiguamente se empleaba en los bailes para mantener alejados a los hombres, concediéndose a aquellos que han colaborado en actividades a favor de la mujer.
  • Ome bueno e Leal de Zamarramala, éste nombramiento va muy ligado al municipio, y distingue a colectivos o asociaciones locales cuya labor ha contribuido a difundir el nombre de Zamarramala hacia otros ámbitos geográficos.

La festividad de Santa Águeda ha logrado encumbrarse como una de las más reconocidas dentro del acervo cultural castellano, y cada nueva edición aumenta la concurrencia de multitud de personas que acuden a vivir de cerca esta fiesta tan popular.

2 Respuestas a “Santa Águeda

Deja un comentario