Las políticas públicas tienen un papel clave para que la repoblación rural conlleve una mejora en el territorio

IMG20221228165903Desde los años 80 del siglo XX se observa un lento pero continuo proceso de migración inversa que va desde las zonas urbanas a las rurales

Redacción/. Investigadoras del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) han analizado la literatura científica que estudia los efectos que tiene la migración inversa –población urbana que se traslada al entorno rural– y su impacto en el paisaje.

El artículo, publicado en Landscape ecology, constata que, en muchas ocasiones, se produce un efecto nocivo de gentrificación de los municipios rurales, pero también destaca que estos movimientos poblacionales pueden ser una buena alternativa para revertir el abandono de las áreas agrícolas evitando así la intensificación del uso del suelo y los efectos nocivos que provoca. Es ahí donde las políticas públicas juegan un papel fundamental, ya que pueden favorecer un equilibrio entre el crecimiento socioeconómico y la protección del medioambiente que favorezca el desarrollo rural sostenible y la multifuncionalidad.

“Actualmente, estamos viviendo un nuevo impulso de contraurbanización, o migración inversa, apoyado en los numerosos vínculos socioeconómicos que existen entre el mundo rural y urbano”, contextualiza la investigadora del MNCN Elena D. Concepción. “Esta vinculación es mayor en los países mediterráneos y, si se toman medidas para ordenar los usos del territorio y el asentamiento de personas, puede ser una ventaja para promover la conservación de paisajes rurales multifuncionales”, continúa.

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