La colisión contra líneas eléctricas aparece como la principal causa de ingreso en los centros de recuperación de fauna, con cerca de un 40% del total
Redacción/. Por primera vez, se analizan en España las principales causas del daño y mortalidad no natural de aves. La ONG conservacionista SEO/BirdLife ha analizado los registros de los centros de recuperación de fauna (CRF) de todas las comunidades autónomas entre 2000 y 2018. Con 272.655 registros analizados, el informe concluye que las actividades humanas están detrás del 59,5% de las heridas o muertes de aves. La principal causa de muerte no natural, casi un 40% del total, son las colisiones con tendidos eléctricos, seguida por la captura ilegal de ejemplares para su cría en cautividad, que suman más de un 20% de los casos. Las electrocuciones, atropellos en carreteras, el uso de veneno, la colisión en aerogeneradores y, por último, el furtivismo completa esta lista.
Los datos que se registran en los CRF responden a las aves muertas o heridas que encuentran particulares o las autoridades que trabajan en el campo, como es el caso de los miembros del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (SEPRONA) o los Agentes Forestales y de medio ambiente de las distintas comunidades autónomas. Estos registros reflejan, por tanto, una parte pequeña de la mortalidad o impacto real, pero permiten, aplicando una modelización matemática, realizar una estima más realista de aves muertas o heridas por causas no naturales en España. El modelo ofrece una horquilla amplia: entre los 25 millones y 100 millones de ejemplares al año.
La principal causa de muerte no natural, casi un 40% del total, son las colisiones con tendidos eléctricos

Búho real. Autor: Juan Manuel Jiménez.
Son precisamente las especies protegidas y amenazadas las que mayoritariamente ingresan en los CRF. El 22,66% de los registros, 77 especies, son especies que están incluidas dentro de las categorías de mayor riesgo de extinción en el Libro Rojo de las Aves de España, que recopila la última información sobre el grado de amenaza de cada especie. Si atendemos a la protección legal, las especies afectadas también son mayoría. En concreto el 64,82% de los registros corresponden a taxones que están incluidos en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (LESPRE) y un 6,78% a especies que las administraciones públicas consideran oficialmente amenazadas y, por tanto, incluidas en el Catálogo Español de Especies Amenazadas (CEEA). De ellas, una de las que más registros acumula es el Ave del Año 2023, el aguilucho cenizo, pero también se han identificado ingresos de águila imperial, milano real o el arao común.
Si atendemos al grado de amenaza según el Libro Rojo, destacan las cifras de cernícalo vulgar (‘En Peligro’), que presenta una tasa de más de 1.000 registros/año, lo que, en parte, podría ayudar a entender el grave declive sufrido por esta especie durante los últimos años. Por encima de 100 registros año aparecen dos especies incluidas en el Libro Rojo como ‘En Peligro’ (pardela cenicienta mediterránea y milano real) y cuatro especies como ‘Vulnerables’.