Al igual que las pecuarias, estas vías de enorme valor han servido durante generaciones para desplazarse a otros pueblos o incluso fuera de nuestra región
Opinión de El Guadarramista
Por Jonathan Gil Muñoz (Director)
Los aficionados a los deportes al aire libre estarán de acuerdo conmigo en que la Comunidad de Madrid posee un patrimonio de enorme valor en forma de caminos históricos. De norte a sur y de este a oeste, nuestra región está atravesada por cientos de kilómetros de vías cuyos orígenes se pierden en el tiempo, como se suele decir, y que han llegado hasta nuestros días en un estado de conservación dispar, cuestión sobre la que hay que poner el acento.
Los caminos públicos, que antaño fueron las carreteras y autopistas que utilizaban nuestros antepasados hasta no hace demasiado tiempo -junto con las consabidas vías pecuarias-, servían, principalmente, para unir los pueblos madrileños. Hoy, dejando a un lado los que siguen siendo usados con fines agropecuarios, la gran mayoría son utilizados por el colectivo senderista y los aficionados a la bicicleta de montaña, principalmente. Todos estos amantes del ejercicio físico a cielo abierto, están haciendo posible desde hace años que estos caminos no desaparezcan, lo cual deja patente la delicada situación en la que se encuentra este patrimonio.
“Todos estos amantes del ejercicio físico a cielo abierto, están haciendo posible desde hace años que estos caminos no desaparezcan”
Una de las grandes amenazas a la que se enfrentan estas vías históricas es el de los cerramientos ilegales, cuando no la apropiación, directamente. Es curioso, y alarmante al mismo tiempo, observar que en toda la Comunidad de Madrid se dan casos en los que los dueños de medianas y grandes fincas cierran con verjas y candados el paso por unos caminos que llevan abiertos desde hace siglos. La movilización de ecologistas y usuarios en general de estos caminos está haciendo posible su reapertura, aunque no siempre se consigue. En este sentido, no son pocos los ayuntamientos madrileños que han deslindado los caminos públicos que los atraviesan, protegiéndolos así de esos terratenientes a los que no les gusta ver gente pasar por sus tierras, aunque tengan derecho a ello.
Sí, toda esta problemática es como de otro tiempo. De hecho, en muchos videos grabados por los activistas durante la reapertura de caminos cortados ilegalmente se pueden ver situaciones esperpénticas protagonizadas por los empleados de las fincas de turno que intentan impedir de todas las maneras imaginables que echen abajo la verja. Berlanguiano pero cierto. Aún así, también la especulación urbanística tiene su parte de responsabilidad ya que muchos proyectos urbanísticos ocupan (o desvían, en el mejor de los casos) los caminos históricos de los madrileños. Y no todos los ayuntamientos atienden sus obligaciones para con los bienes de titularidad pública, que de todo hay.
“La movilización de ecologistas y usuarios en general de estos caminos está haciendo posible su reapertura, aunque no siempre se consigue”
Como se suele decir en el mundo de la conservación: sólo se protege y conserva lo que se conoce y valora. A pesar de que son muchos los senderistas y amantes de la bici que disfrutan de los caminos históricos, son muchísimos más los madrileños que no saben de este patrimonio. De esto precisamente se aprovechan los que atentan contra él impunemente y los que permiten que esto ocurra día tras día, así de simple.
Una respuesta a “Caminos públicos, un patrimonio amenazado”