Los mapaches fueron detectados en la Comunidad de Madrid por primera vez en el año 2004, desde entonces su número no ha hecho más que crecer
Naturaleza al descubierto
Por Jorge Ortiz González, EIMA Escuela de Medio Ambiente y Alicia Page Quicios, bióloga
El mapache es un mamífero carnívoro de origen norteamericano que fue traído a nuestro país para su comercialización como animal de compañía. Desde el año 2004, la especie comenzó a detectarse en el medio natural, debido seguramente a sueltas realizadas por compradores insatisfechos por la compañía de un animal no domesticado (1).
En la actualidad las poblaciones del carnívoro se distribuyen por gran parte del ámbito peninsular causando graves daños a la fauna autóctona, lo que ha obligado a las administraciones públicas a crear un plan de retirada del medio natural consistente en dos fases: la detección de la especie por medio del rastreo y la captura de esta mediante la utilización de trampas de captura en vivo. Así, en este primer artículo de Naturaleza al Descubierto, aprenderemos a rastrear la especie utilizando las mismas herramientas que los profesionales: sus letrinas y huellas.
Excrementos
Podríamos decir que los excrementos de mapache son similares a los defecados por un perro de mediano tamaño, al menos en cuanto a longitud y diámetro, sin embargo, el lugar de depósito de los excrementos, su número y su contenido van a ser un carácter diferenciador mucho más importante que sus dimensiones. Los troncos de árboles caídos en sotos de ribera próximos a masas de agua son sus lugares predilectos para la deposición de grupos de excrementos; sin embargo, sus letrinas también pueden ser encontradas a nivel de suelo asociadas a las heces de otras especies.

Excrementos de mapache. Diámetro: 18 mm. Longitud: 50 mm. Contenido: omnívoro. Foto: Jorge Ortiz González y Alicia Page.
Según datos recogidos por los autores del texto, los mapaches pueden realizar letrinas mixtas con nutria e incluso con gineta, en ambos casos los datos fueron confirmados a través de fototrampeo. Respecto al contenido, debemos tener en cuenta que los mapaches no son buenos cazadores, pues no son especialmente rápidos o ágiles, por lo que deben conformarse con el consumo de cangrejos, insectos, frutos e incluso maíz.
“Según datos recogidos por los autores del texto, los mapaches pueden realizar letrinas mixtas con nutria e incluso con gineta”
A primera vista puede resultar curioso el gran parecido entre las extremidades de los mapaches y las humanas, la impresión en el sustrato de sus pequeñas manos estrelladas de cinco dedos recuerda a las manos de un bebe con uñas puntiagudas. Estas huellas únicamente pueden ser confundidas con las de otro carnívoro, la nutria. Sin embargo, al contrario que esta última, nuestro protagonista suele marcar sus dedos largos y finos en toda su longitud, la nutria marca sobre todo la parte terminal de los dedos hundiéndola profundamente en el sustrato y dejando hoyos individuales que pueden asemejarse a gotas de lluvia (datos propios).
Huellas
Al igual que en las manos, las impresiones de las extremidades posteriores, también se asemejan a las humanas, en este caso a un pie, el motivo de esta increíble similitud se basa en la forma de locomoción de ambas especies, la pisada plantígrada. Este tipo de pisada se basa en el apoyo de la planta del pie completa, desde los dedos hasta el talón, lo que incrementa la estabilidad del animal durante sus desplazamientos. La pisada plantígrada es una característica basal en los mamíferos de la que derivaron los otros tipos de pisada principales, digitígrada y ungulígrada (2). En la actualidad hay diversos grupos que han mantenido o se han readaptado a la locomoción plantígrada, siendo especialmente frecuente en animales de pequeño tamaño como conejos, liebres, roedores y musarañas. En la península ibérica, solamente se da en cuatro especies del tamaño superior al de un conejo: tejón, oso, mapache y ser humano.

Huellas de mapache. A la izquierda, huella del pie: 60×55 mm. A la derecha, huella de la mano: 45×52 mm. Paso: 260 mm. Dibujo: Jorge Ortiz González y Alicia Page.
A la hora de identificar las huellas de un mapache, la única confusión posible es con la pie del tejón, sin embargo, la huella de este último es más masiva, presenta una almohadilla principal ancha de la que parten de dedos paralelos acabados largas uñas bastante separadas de los dedos. Por el contrario, en el mapache encontramos dedos finos y alargados mucho más parecidos a los humanos que tienden a divergir de la almohadilla principal, con uñas cortas próximas a la terminación de los dedos.
“A la hora de identificar las huellas de un mapache, la única confusión posible es con la pie del tejón“
No solo la morfología del pie parece estar diseñada para incrementar la estabilidad del carnívoro, su forma de desplazamiento también lo está. Los mapaches tienden a desplazarse mediante el paso amblar, moviendo de forma simultánea las extremidades anterior y posterior del mismo lado y superponiendo las impresiones de ambas patas. A pesar de haber sacrificado la velocidad por estabilidad, tienen otras cualidades que favorecen que sean altamente adaptables, son hábiles trepadores y nadadores, lo que les permite alimentarse desde cangrejos de río, pollos de aves, huevos de galápagos, anfibios, insectos e incluso frutos y semillas.
Dónde rastrear mapaches
No serviría de mucho aprender a detectar esta o cualquier especie si no supiéramos donde comenzar a buscar sus indicios. Según la bibliografía, los mapaches son animales extraordinariamente dependientes del agua, tanto en su lugar de origen como en cualquiera de los países donde han sido introducidos. Por ese motivo, el rastreo de esta especie debe centrarse en sotos de ribera u otras zonas con alto grado de humedad.
A pesar de que se tiene constancia de mapaches en diversos parajes de la Comunidad de Madrid, destacando el Parque del Sureste como el más afectado, la detección temprana es esencial para evitar su expansión. En caso de encontrar indicios de mapache, es prioritario ponerse en contacto con las autoridades locales, puesto que se trata de una información valiosísima que puede ayudar a proteger nuestros ecosistemas y a todas las especies que en ellos habitan.