Ecologistas y ayuntamientos se oponen frontalmente a la construcción de una incineradora en Colmenar Viejo
Opinión de El Guadarramista
Por Jonathan Gil Muñoz (Director)
El problema de la basura es una de las cuestiones medioambientales más serias y engorrosas a las que se enfrenta nuestra sociedad actual. Nuestro modo de vida es el causante de la generación de miles y miles de toneladas diarias de residuos de todo tipo para los que, en muchos casos, no tenemos una solución de reciclaje efectiva aplicable que pueda darles una nueva vida.
Además, la sociedad de nuestros días, más allá de la encomiable separación de basuras domésticas, no da la importancia que se merece a la gestión de los residuos y mucho menos exige a las Administraciones públicas competentes que adopten alternativas que otros países europeos llevan décadas aplicando con éxito. Es el caso de la Comunidad de Madrid, sin ir más lejos, que ahora se plantea la construcción de una incineradora en Colmenar Viejo, lo que ha levantado una tremenda polvareda en la Sierra de Guadarrama.
“La construcción de una incineradora en Colmenar ha levantado una tremenda polvareda”
Una oposición unida y firme
Pocas veces hemos visto que ante una cuestión medioambiental (y en este caso también con influencia clara sobre la salud de las personas) tanto los ayuntamientos como los principales grupos conservacionistas de la Comunidad de Madrid, se hayan puesto de acuerdo y enarbolen banderas de protesta y oposición. Así, la pretendida incineradora que se plantea en el borrador del plan estratégico regional de residuos, ha puesto en pie de guerra a 13 ayuntamientos (El Boalo-Cerceda-Matalpino, Soto del Real, Pedrezuela, Miraflores, Navacerrada, Alpedrete, San Lorenzo de El Escorial, Cercedilla, Moralzarzal, Manzanares El Real, El Molar, Torrelodones y Bustarviejo).
Todos aquellos ayuntamientos se han unido, muy oportunamente, bajo un mismo paraguas reivindicativo contra la planta que tiene en mente colocar en Colmenar Viejo la Comunidad de Madrid. Una instalación que sigue unos mandatos ya obsoletos, propios de otro tiempo y que en nada ayuda a la gestión sostenible de los residuos, que, por cierto, es el nombre del documento de marras presentado por el Gobierno autonómico de Cristina Cifuentes. No podía tener peor título.
“El proyecto ha puesto en pie de guerra a 13 ayuntamientos y a los ecologistas”
Los que apuestan por las plantas de incineración de residuos las defienden a capa y espada aduciendo que no causan problemas ni a la población que vive en los alrededores, ni al medio ambiente, debido, entre otros factores, a la temperatura a la que se queman las basuras. Pero no es así. Basta con pasarse por Valdemingómez y oler el aire que se respira por allí. No, no vale ese argumento. Ni tampoco aquel que sostiene que como no se puede hacer nada con las basuras dado el gran volumen que se genera, al final no cabe otra alternativa que quemarlo. Falso igualmente.
Premios y castigos
Estamos ante una cadena de responsables. Primero, evitemos y penalicemos fiscalmente a aquellas empresas que ‘sobreempaquetan’ sus artículos como si fueran muñecas rusas. Segundo, concienciemos a la población en busca de la generación cero de residuos por medio de los incentivos que se quieran y, por último, potenciemos el sector empresarial del reciclado y reutilización de residuos en la Comunidad de Madrid. Ojo, que el que escribe estas líneas no es ningún visionario, todo esto ya se está poniendo en práctica en otros lugares. Pero claro, la solución rápida -pero no mejor ni más barata-, es quemar la basura y listo.
Una respuesta a “¿Una incineradora a las puertas del Guadarrama?”