Vicente Aleixandre y el álamo de Miraflores

Vicente Aleixandre.

Entre los versos de este poema se esconde la verdadera intimidad y unión que puede establecer un poeta con la naturaleza

Milenaria
Por Jaime Sanz Burdiel

Vicente Aleixandre nace en Sevilla en 1898 y muere en Madrid en 1984. Miembro de la Real Academia Española, recibe el Premio Nacional de Literatura en 1953 y el Premio Nobel de Literatura en 1977. El poeta sevillano es uno de los grandes personajes ilustres que han guardado en su poesía un espacio especial para la Sierra de Guadarrama.

Mirador de los Poetas.Vicente Aleixandre frecuenta desde su infancia el hermoso municipio de Miraflores de la Sierra, deja una fuerte impronta de esta manera la Sierra de Guadarrama en la vida de Aleixandre, y comienza una relación recíproca sin fin. Por un lado, tenemos aquellos versos tan famosos de Aleixandre esculpidos en el Mirador de los Poetas:

Sobre está cima solitaria os miro
campos que nunca volveréis por mis ojos
Piedra de sol inmensa, eterno mundo
y el ruiseñor tan débil que en su borde lo hechiza.

Por otro lado, tenemos otro poema con una conexión más directa y más íntima con la naturaleza de Miraflores de la Sierra, concretamente con un álamo.

En el centro del pueblo

quedaba el árbol grande.

Era una Plaza mínima,

pero el árbol viejísimo

la desbordaba entera.

Todo dormía, y vigilante alzaba

su grandeza el gran álamo.

Diez hombres no rodearían su tronco.

¡Con cuánto amor lo abrazarían

midiéndolo!

Abuelo siempre vivo del pueblo,

augusto por edad y presencia.

El pueblo está en la escarpa de una

sierra.

Arriba la Najarra. Abajo la llanura, con una sed enorme

de perderse,

El árbol: un álamo negro, un negrillo, como allí

se nombra.

El álamo “Vamos al álamo”. Estamos

en el álamo…”

Todo es álamo.

Y no hay ya más que álamo, que es el

único cielo de

estos hombres.

Olma de Miraflores de la Sierra.Este poema entraña un final casi mitológico. Al parecer, poco antes de morir, Aleixandre pide que le entierren con unas hojas de la olma de Miraflores. En el lecho de Aleixandre depositan ramas y semillas del álamo, y casualmente, poco después de morir el poeta sevillano, muere el álamo.

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