Apariciones y milagros son algunas de las referencias más comunes en las leyendas con tradición cristiana de la Sierra
De leyenda
Por Rosa Alonso
El jurista Gabriel Mª Vergara y Martín recopiló en la obra Tradiciones segovianas algunas de las historias y fábulas más curiosas de esta tierra majestuosa. En su libro, publicado en 1921, encontramos la historia de la conversión de la judía Ester, que fue salvada en el último momento de morir despeñada. A continuación, recordaremos su historia que pronto se convirtió en leyenda.
Las dudas de la hebrea Ester
Se dice que el siglo XIII fue una época de consolidación de las repoblaciones que se habían producido desde finales del XI y estuvo marcada por la convivencia entre la población cristiana, judía y musulmana que habitaba Segovia. Allí vivía la hermosa Ester, judía de nacimiento, pero que profesaba en secreto la religión del Hijo de Dios para los cristianos y, como poco, una figura controvertida para los hebreos. Su fe había nacido gracias a la devoción a la Virgen de la Fuencisla, patrona de los segovianos.
“Ester, judía de nacimiento, profesaba en secreto la religión del Hijo de Dios para los cristianos”
La belleza de la joven judía fue descubierta por un caballero de la región que, aunque estaba casado, la pretendía sin descanso ni pudor, allá donde la encontrara. Nunca fue correspondido, pero sus andanzas públicas fueron tergiversadas por los compañeros de Ester, que aprovecharon los celos de la mujer del enamorado para evitar su conversión. La esposa consiguió testigos falsos que sirvieron para que la israelita fuera condenada por adúltera, cuyo castigo era la lapidación.
El milagro evita la tragedia
Bien fuera por desuso u otros motivos desconocidos, su injusta sentencia fue cambiada por el de ser arrojada desde las Peñas Grajeras, un cortado sobre el río Eresma, donde la caída conduce inevitablemente a la muerte. Atada de manos y cubierta sólo por una sencilla túnica, Ester recorrió el camino hasta el lugar acordado; al pasar por la Catedral, vislumbró la imagen de la Virgen que se encontraba en el exterior y se encomendó a su salvación. Una vez más, rogó por su suerte al verla ya desde el borde las Peñas.
“Atada de manos y cubierta por una túnica, Ester recorrió el camino hasta el lugar acordado”
La joven judía fue empujada por el verdugo y se precipitó al vacío; en ese momento, llegó una paloma que la acompañó en un tranquilo aterrizaje hasta el suelo. Ester, sin aparente rasguño, gritó que se le había aparecido la Virgen de la Fuencisla y que ansiaba ser cristiana. Los segovianos que contemplaron el milagro, la auparon y liberaron. Ester se había salvado.
Nace María del Salto
El propio Obispo, conocedor de la historia, confirió a Ester su conversión al cristianismo, administrándola el Sacramento del Bautismo y cambiando su nombre por el de María del Salto, en honor a lo sucedido. María, ya nunca se separó de su Virgen, trasladándose a vivir a la Catedral, lugar en el que pudo cuidar de la imagen y comenzar una vida de contemplación. Tal fue su fe, que incluso se le atribuye el don de la clarividencia, ya que se dice que aventuró la conquista de Sevilla por Fernando III.
“María, ya nunca se separó de su Virgen, trasladándose a vivir a la Catedral”
Acabada su vida, María del Salto, más conocida como Mari-Saltos entre los segovianos, fue enterrada en el claustro de la antigua Catedral y trasladada a la nueva una vez estuvo en pie. Allí, se pintó una imagen sencilla que recuerda la vida milagrosa de aquella joven judía conversa llamada Ester. Su historia pretende servir de guía a todo el que se acerque a la fe cristiana por primera vez.
Agradecimiento de la autora
Mi más sincera gratitud a Jesús Vázquez Ortega, compañero de El Guadarramista y autor de El Baúl, por mostrarme la obra de Gabriel Mª Vergara y Martín, sin duda, un gran amante de Segovia y sus tradiciones.