El perro flamígero de El Monasterio de El Paular

El perro flamígero de El Monasterio de El Paular.

Los animales infernales que se aparecen en los templos son comunes en las historias serranas de tradición católica

`De leyenda´
Por Rosa Alonso

El Real Monasterio de Santa María de El Paular fue fundado por los cartujos a finales del siglo XIV y permaneció bajo su orden hasta 1954, año en el que se convierte en una abadía benedictina. Ordenado construir por Enrique II de Castilla, se sitúa en un entorno privilegiado de Rascafría, ya que se encuentra rodeado por montañas de más de 2.000 m y convive en el valle con altos árboles como robles, fresnos y álamos. 

Cruz de El Paular.La Orden de los Cartujos, que habitó entre sus muros durante cinco siglos, fue fundada por San Bruno en Francia en el año 1084. Su lema es ‘La Cruz estable mientras el mundo da vueltas’ y, bajo él, los monjes y hermanos buscan una vida de oración, pobreza y recogimiento, en la que el silencio se considera fundamental para alcanzar la contemplación. Por eso, sólo se rompe durante los cantos, en los momentos estrictamente necesarios y durante las pocas horas de “recreo” semanal.

La generosidad de la orden cartuja

Aunque la pobreza es uno de sus votos, la orden ha tratado de ayudar a todo aquel que se ha acercado pidiendo ayuda. Esta misma caridad distintiva fue el desencadenante de la llamada ‘Leyenda del perro flamígero’, cuando en el siglo XV los necesitados que acudían diariamente al Monasterio se contaban por decenas.

En el siglo XV los necesitados que acudían diariamente al Monasterio se contaban por decenas

El Mendigo.Según los relatos que nos han llegado, todas las mañanas los monjes abrían las puertas y procuraban alimento a los presentes, hasta que al amanecer de un invierno muy frío se encontraron a un mendigo para el que ya era tarde. Buscando resguardo, se había acurrucado junto a la puerta principal, pero había fallecido a causa de las bajas temperaturas de la noche. Aunque las reglas cartujas lo prohíben, fue enterrado como uno más de ellos en el cementerio del Monasterio.

Desde aquel día, las campanas que llamaban a los monjes al primer rezo comenzaron a sonar una hora antes, siendo el hermano encargado de la tarea reprendido por este suceso. El padre superior, ante las constantes súplicas del monje injustamente acusado, ordenó a cuatro hermanos resolver el misterio, para lo que se les encargó velar el campanario toda la noche.

Aparece el perro flamígero

La noche en blanco que pasaron los cuatro comisionados pasó lenta y muy fría hasta que, llegada una hora antes del primer rezo, vieron aparecer un perro envuelto en llamas. El cuadrúpedo flameante hizo sonar las campanas agarrando la cuerda con la boca y tirando de ella sin cesar. Acto seguido, la aparición dorada desapareció por la puerta del cementerio y se introdujo en la tumba del mendigo.

La aparición dorada desapareció por la puerta del cementerio

Refectorio de los cartujos.Los cuatro hermanos contaron lo sucedido al prior que ordenó desenterrar el cadáver por considerarlo un pecador. Al no haberse arrepentido de sus pecados, permanecería en el mundo de los vivos, transfigurado en forma animal y envuelto por las llamas del infierno. Siguiendo las órdenes del prior, el cuerpo fue exhumado y arrojado en el pozo de la huerta.

El descanso eterno

La misma noche en la que fue arrojado el cuerpo del mendigo, comenzaron a resonar por el Monasterio los ladridos del perro que salían del depósito y se repitieron todos los días, impidiendo a los monjes rezar con tranquilidad. Como solución, el prior ordenó que se oficiara una misa por el alma del fallecido en todos los monasterios. De este modo, el hombre encontró su descanso final.

Monasterio de El Paular.Por último, se debe destacar que, la aparición de animales provenientes de otro mundo, ya se había visto en la primera sección publicada en “De Leyenda” en octubre de 2009, bajo el título de “El perro negro del Monasterio de El Escorial”. Dos secciones separadas por cuatro años y casi cuarenta leyendas que hemos compartido juntos. Un círculo de historias que conmemora un aniversario muy especial para la que escribe y por el que sólo se puede dar las gracias y continuar trabajando.

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