La Otoñada

La llegada del Otoño ofrece una visión diferentes de los paisajes del Guadarrama que podremos captar con nuestra cámara 

`Instantes´
Por Mar Pinillos y David Martín
www.tenadadelmonte.es    info@tenadadelmonte.es

Los días se hacen más cortos, las temperaturas empiezan a bajar, los colores ocres, amarillos y rojizos se instalan en el paisaje, nos despertamos con algún día de llovizna, empezamos a sentir la llegada de la nueva estación: el otoño. Es el momento de coger la cámara y salir al campo sin dudar. Da igual el lugar, desde un pinar hasta un hayedo nos deparan coloridas estampas. No importa el tipo de cámara que tengamos, esta estación es una fuente inagotable de imágenes. 

A primera vista, el pinar es un bosque inmutable al paso de las estaciones, pero el otoño se hace sentir en su interior. De paseo por él, allí donde éste ha usurpado el terreno al melojar, en zonas sombrías y húmedas, el manto de helechos ocres nos entretendrá por un buen espacio de tiempo jugando a buscar contrastes. Contrastes que también encontramos en los escasos vecinos de hoja caduca de los pinos como el serbal de los cazadores, los álamos temblones y los arraclanes.

A primera vista, el pinar es un bosque inmutable al paso de las estaciones, pero el otoño se hace sentir en su interior

Los hayedos, escasos pero interesantísimos por su localización meridional son, sin duda alguna, los reyes del paisaje de nuestra otoñada. Del verde al rojo pasando por infinidad de tonalidades amarillas y ocres dan el `toque´ eurosiberiano o norteño en nuestras serranías. Al igual que en los pinares, podemos encontrar algunos contrastes de color, en este caso con algunos tejos o acebos aislados en mitad del sombrío bosque. En los bordes del hayedo, son los brezos en flor los que aportan una nota adicional de color.

Pero el otoño es también la estación de los frutos, las `golosinas´ que ofrecen multitud de árboles y arbustos a una larga lista de animales a cambio del transporte de sus semillas. Para ello tienen que ser vistosos y jugosos ya que tienen que atraer a sus `clientes´. Los frutos de esta madreselva de la imagen atestiguan lo dicho.

Y de los frutos de las plantas pasamos a los `frutos de la tierra´. Nos referimos a las setas, cuerpos fructíferos de los hongos, que crecen por doquier, en multitud de formas y colores. Los saprófitos se alimentan de la madera en descomposición, función muy importante porque impiden la acumulación de la materia orgánica y la hacen visible al resto de organismos.

Los saprófitos se alimentan de la madera en descomposición

Y llegamos al final del otoño, los días cada vez más nublados, la alfombra de hojarasca multicolor adornando el suelo o el curso de los ríos, los árboles desnudos, las cumbres de nuestra sierra nevadas… la vegetación se prepara para dormir y nosotros para invernar.

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