El descubrimiento se ha producido gracias a un estudio llevado a cabo en la Sierra de Navalvillar
María Boj y Miriam Carneros /. Que los boneteros crezcan en la dehesa de Navalvillar, se debe, según ANARPRI, a que las aves migratorias, como petirrojos y zorzales, que tienen una gran afición por sus frutos, han podido dispersarlas a lo largo de la dehesa. Para que esta especie pueda crecer es necesario que estén en reposo durante 4 o 5 años y además deben quedar expuestas a varios periodos de heladas.
Son dos plantas con cierta rareza ya que pertenecen a una especie que no se cita en la ordenanza municipal de medio ambiente de 1991 ni en el anexo II del Plan de uso y gestión de dicha dehesa, el cual se refiere al uso de los valores naturales. Tampoco aparece en el libro `Guía de las plantas protegidas de Colmenar Viejo´ escrito por Mª J. Pacheco y Mª J. Villarrubia y editado por la delegación de Medio Ambiente – Aula Ecológica.
Las dos plantas de bonetero, arbustos de distribución eurosiberiana, están presentes en casi toda Europa pero en la mitad norte de España no son tan comunes. El nombre que reciben se debe a la similitud que tienen sus frutos de color rojo púrpura con el birrete de los sacerdotes católicos.
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