Ponemos el foco en las consecuencias ambientales y políticas negativas más flagrantes que ha dejado atrás la reunión de la organización internacional en la ciudad de Madrid
Opinión de El Guadarramista
Por Jonathan Gil Muñoz (Director)
Pasada ya la tan traída y llevada cumbre de la OTAN que paralizó la ciudad de Madrid durante la semana pasada, es el momento idóneo para hacer una valoración de esta reunión de alto nivel desde el punto de vista medioambiental siguiendo el hilo, sin quererlo, esa es la verdad, de lo que apuntábamos la semana pasada en esta misma sección sobre el ya famoso término de greenwasing.
Así, y sin pretender como ya se ha dicho entrar en temas políticos, el traslado a nuestro país de las decenas de delegaciones de cada uno de los países que forman parte de la OTAN, ha dejado tras de sí una tremenda huella de carbono. Sin duda la más destacada es la de EE. UU. que ha llevado hasta la ciudad de Madrid la impresionante limusina presidencial que traslada a Biden y que es popularmente conocida como ‘La Bestia’. Y no sólo hace honor a este apelativo por la seguridad que ofrece a quienes viajan en su interior, también por su altísimo consumo de combustible, casi 65 litros a los 100 km.
Dejando a un lado esta cara anécdota, el resto de comitivas de los otros países miembros de la OTAN con sus vuelos en avión, de ida y de vuelta, claro, y sus traslados en coche privado a IFEMA y resto de lugares en los que se han desarrollado las reuniones y encuentros programados, no han hecho otra cosa que poner de manifiesto, una vez más, la hipocresía en la que viven instalados sin pudor los gobiernos de muchos países del mundo. Y es que sucede que esos mismos gobiernos, cuando toca, se ponen el disfraz de defensores del medio ambiente cuando se reúnen en las famosas cumbres por el clima mundial y foros internacionales parecidos.

Banderas de los estados miembro de la OTAN.
Es triste pero es así. Y lo peor de todo es que no se han preocupado ni lo más mínimo en, por ejemplo, anunciar acciones para reducir el impacto medioambiental de la cumbre de la OTAN ni nada parecido. Se ha impuesto, como siempre, el ruido de sables a todo lo demás. De hecho, lo más probable es que, como ya se ha anunciado, nuestro país aumente su gasto militar. ¿Dónde quedan entonces todas las políticas medioambientales anunciadas por nuestro Gobierno y por la propia Unión Europea? La respuesta la tenemos en el cambio de rumbo de Alemania, que ya ha anunciado que va a volver a quemar carbón para producir electricidad. Si hace esto el país que marca el paso en la UE, no nos extrañemos que se le unan en breve otros en Europa…
“No se han preocupado ni lo más mínimo en anunciar acciones para reducir el impacto medioambiental de la cumbre”
Esta es una lectura rápida de lo que ha deparado medioambientalmente hablando la cumbre de la OTAN celebrada en Madrid, es una visión rápida, seguro que hay muchas más cuestiones que apuntar, pero lo que pretendía es poner el foco en lo más sangrante, en lo que salta a la vista. Una vez más, y ya van no sé cuántas son, nos encontramos con un acontecimiento que lo que hace es indicarnos por dónde van de verdad los pasos y qué sólidas son las convicciones medioambientales que se anuncian a bombo y platillo. Todo queda en nada en cuanto hacen acto de presencia los grandes asuntos geopolíticos.
Una respuesta a “El (alto) coste medioambiental de la última cumbre de la OTAN”